Osamuyia Aikpitanhi, el joven inmigrante nigeriano de 23 años que el sábado murió a bordo de un avión de Iberia cuando era deportado a su país junto a tres compatriotas, iba amordazado, no consta que llevara esposas y presentaba dos contusiones leves en la mano izquierda y la espalda.

Son los primeros datos del informe preliminar de la autopsia practicada ayer lunes al cadáver de la víctima, que concluye que la muerte le sobrevino por una parada cardiorrespiratoria cuya causa exacta no podrá establecerse hasta que se conozcan los resultados de las pruebas realizadas en los pulmones y el corazón.

«Lo mataron»

Los hermanos de Osamyia Aikpitanhi atribuyeron la muerte del joven a una agresión de la policía, y presentaron una denuncia ante un juzgado de Elche (Alicante). Aseguran que a su hermano «lo mataron» y basan sus acusaciones en testimonios de pasajeros que habrían asistido a los forcejeos entre el inmigrante, que se resistió a ser expulsado, y los agentes. El hermano mayor, Chester Aikpitanhi, asegura que la policía «lo ha maltratado y le ha puesto una cinta en la boca para que no gritara. Han enviado cuatro policías fuertes para pegarle, maltratarle y podérselo llevar, y mira cómo ha acabado», añadió.

En la nave viajaban 97 personas, una de las cuales habría grabado en vídeo el suceso.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó ayer que se ha abierto «una información reservada en el seno de la propia policía» con el fin de esclarecer la situación que dio lugar a la muerte de Osamuyia Akpitaye,

La policía mantiene que el joven murió de «forma súbita» una hora después de comenzar el vuelo. Comunicado el hecho al comandante de la nave, éste decidió aterrizar en el aeropuerto alicantino de El Altet.

Por otra parte, dos nuevos cayucos con 44 inmigrantes irregulares llegaron a Gran Canaria y Lanzarote, mientras en Tenerife se esperaba ayer noche a otro con 52 subsaharianos, dos de ellos menores.