Osamyia Aikpitanhi, el joven inmigrante nigeriano de 23 años que el sábado murió a bordo de un avión de Iberia cuando era deportado a su país junto a tres compatriotas, iba amordazado, no consta que llevara esposas y presentaba dos contusiones leves en la mano izquierda y en la espalda. Son los primeros datos del informe preliminar de la autopsia practicada ayer, que concluye que la muerte le sobrevino por una parada cardiorrespiratoria cuya causa exacta no podrá establecerse hasta que se conozcan los resultados de las pruebas en los pulmones y en el corazón.


Los hermanos de Osamyia Aikpitanhi atribuyeron la muerte del joven a una agresión de la policía, y presentaron una denuncia ante un juzgado de Elche. Aseguran que a su hermano «lo mataron» y basan sus acusaciones en testimonios de pasajeros que habrían asistido a los forcejeos entre el inmigrante, que se resistió a ser expulsado, y los agentes. El hermano mayor, Chester Aikpitanhi, aseguró que la policía lo maltrató y le puso «una cinta en la boca para que no gritara».

En la nave viajaban 97 personas, una de las cuales habría grabado los hechos en vídeo. La policía mantiene que el joven murió de «forma súbita», una hora después de despegar el aparato, por lo que comandante de la nave decidió aterrizar en el aeropuerto alicantino de El Altet.


Arriban dos cayucos


Dos cayucos con 44 indocumentados arribaron ayer de madrugada a las islas de Gran Canaria y Lanzarote. A la primera llegaron 14 inmigrantes, todos varones y tres de ellos menores de edad.


En Lanzarote desembarcaron 30 personas, entre las que se encuentran cuatro bebés de entre 3 y 21 meses.