Numerosas mujeres musulmanas han generado incidentes en diversas comisarías españolas al querer posar con hiyab para las fotografías del DNI y la tarjeta de residencia. Una cierta arbitrariedad envuelve todo este asunto, sobre el que el Ministerio del Interior ha emitido órdenes contradictorias en los últimos años y sobre el que todavía hoy no existe un criterio unitario en las comisarías. La última consigna policial es que las mujeres musulmanas pueden aparecer con el hiyab en la foto siempre y cuando presenten un certificado oficial de que profesan la fe islámica y muestren al menos en la imagen las orejas y la raíz del pelo. La primera condición no parece razonable, puesto que va contra los principios constitucionales. ¿Por qué pedir un certificado de fe a una musulmana y no a alguien de otra confesión religiosa? ¿Acaso no dice la Constitución española que nadie debe ser discriminado por razón de su credo? En cuanto a lo segundo, orejas y cabello son elementos identificativos y por ello nadie debe estar eximido de mostrarlos, sea cual sea su fe. Los documentos de identificación son una pieza clave para la seguridad del Estado. Las musulmanas insisten en que son partes de su cuerpo que su religión no les permite mostrar, pero en este caso deben prevalecer la ley y el interés general sobre las creencias personales.