Ni en sueños se imaginó que se sentaría a negociar de tú a tú con el patrón de su empresa, el mismo que le anunció nada más llegar que no tendría pagas extras ni vacaciones ni, por supuesto, ropa de trabajo.

José Yanayaco, ecuatoriano de 50 años, fue salvando obstáculos hasta convertirse en el interlocutor de los trabajadores en la compañía Hisprocer. A pesar de que trabajaba en la construcción, le hicieron un contrato de limpieza de fachadas y le pagaban 650 euros.

Pero, los empleados presentaron una denuncia y lograron que les cambiasen el contrato con la consiguiente subida de sueldo de 200 euros. Ésta no ha sido su única victoria. También conquistó que les abonasen las dos pagas extras y este año ha conseguido que les den una cesta por Navidad, derechos adquiridos para gran parte de los trabajadores, pero que se están convirtiendo en extraordinarios para muchos inmigrantes.

Este ecuatoriano lamenta que en sus cuatro años en la construcción nunca se haya encontrado con ningún inspector de Trabajo para vigilar las irregularidades. Yanayaco trabaja ahora como liberado de CCOO y se recorre las obras de su empresa para informar a los empleados: «Les enseño la nómina. Muchos no saben ni cuánto ganan ni cuál es el salario. Si no fuese por los sindicatos, habría más explotación».