"Suiza es neutral, pero no es indiferente"
El Periodico, , 09-06-2007Solo está al frente de la presidencia de Suiza un año, como marca la llamada fórmula mágica por la que los máximos cargos del país son rotatorios y el Gobierno, de coalición. La socialista Micheline Calmy – Rey (Chermignon, 1945), la segunda presidenta que tiene el país, sonríe, ríe y replica a las preguntas con pasión, tal y como vive su cargo. El lunes inicia una visita oficial a España, durante la que se reunirá con José Luis Rodríguez Zapatero, del que aprecia su “fuerza de renovación”. Vuelve a finales de mes para la final de la Copa América, que defiende el barco suizo Alinghi.
– – “Suiza está en el corazón de Europa. Sus éxitos y sus fracasos también son nuestros”. Son sus palabras. Entonces ¿por qué su país no quiere estar en la Unión Europea?
– – Hemos escogido la vía bilateral, la de los acuerdos sectoriales, que es la más eficaz, de momento. Para nosotros es ideal, porque no interfiere en nuestro sistema de democracia directa ni en nuestra neutralidad.
– – ¿Los suizos son ahora más proeuropeos que en los noventa?
– – Los sondeos van la dirección contraria. Se preguntan por qué debemos adherirnos a la UE si finalmente podemos trabajar con ella.
– – ¿No resulta duro ser un país neutral en un mundo que necesita algo más que ayuda humanitaria?
– – Suiza toma decisiones, interviene, está presente. En Kosovo, hemos desplegado todos nuestros instrumentos de política exterior, con nuestro Ejército. También participamos en la ayuda al desarrollo. Si tomamos como ejemplo Oriente Próximo, Suiza es el único país que ha denunciado enseguida la violación de las Convenciones de Ginebra por ambas partes. Ser neutral no significa ser indiferente. Ser neutral significa que hablamos con todo el mundo, que no utilizamos el doble rasero, que tendemos puentes entre las partes y que privilegiamos la diplomacia. La neutralidad de Suiza significa que no podemos participar en guerras ni en alianzas militares. El hecho de no pertenecer a la UE nos da todavía más margen.
– – Usted es una política de acción: lucha por lo social, por la paridad. ¿Los límites impuestos por el sistema político suizo no son un corsé?
– – Me gusta mucho el sistema político de acuerdos. Es un sistema de gobierno bueno para nuestro país y su sistema de democracia directa. Amo la democracia directa porque las decisiones se toman de una forma cercana a la gente, porque son eficaces y porque llevan a resultados satisfactorios para las personas.
– – En una Europa de ciudadanos desencantados, ¿la democracia directa y el sistema de referendos suizos pueden exportarse?
– – Suiza ya es un modelo que ha conducido a la creación de la Comisión Europea. El sistema de organización suizo puede ser un modelo institucional para la UE.
– – Y para importar. ¿Suiza, con un 21% de población extranjera, puede afrontar sola el desafío de la inmigración?
– – Yo no lo he dicho. Ni la UE puede afrontarlo sola. Es un desafío para la comunidad internacional, que hay que discutir en la ONU y, sobre todo, con los países de origen
– – Pero, en su país, la polémica en torno a los musulmanes – – medio millón – – está de actualidad. Incluso se habla de tendencias racistas.
– – Afrontamos un problema de integración con esta minoría. Por eso también hemos apoyado desde el principio el proyecto de la Alianza de la Civilizaciones. Es importante intentar conocerse mejor, entenderse mejor y desmontar una suerte de miedo colectivo al otro.
– – La inmigración parece aupar al nacionalismo en Europa. Un nacionalismo agitado en Francia por la socialista Royal y el conservador Sarkozy.
– – No hay ninguna contradicción entre un modelo que defiende la independencia y los intereses del país, que estaba clásicamente a la derecha, y el internacionalismo de la izquierda. Se puede ser un país abierto que conserva su identidad. Saber de dónde venimos y quiénes somos, y estar orgullosos de nuestra identidad ayuda a abrirse a los demás.
– – Conservar el secreto bancario…
– – El origen del secreto bancario fue la protección de la gente…
– – Sí, lo sé, pero…
– – Tenemos las leyes más rigurosas. Suiza no se utiliza para esconder el dinero criminal. Somos los únicos que hemos devuelto la fortuna de los dictadores a sus países.
– – Lo que le quería decir es que conservará el secreto bancario, pero me desvelará el del Alinghi.
– – No. Esta es la imagen que me gusta de Suiza. No solo es la imagen de las vacas, los chocolates y los relojes, sino también la de las nuevas tecnologías, la capacidad de innovación y de ganar la Copa América aunque no tengamos mar.
– – Se deshace en elogios hacia Zapatero. ¿No tendrá celos de la paridad en el Gobierno?
– – Sí, sí, es uno de mis objetivos.
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