El futuro de más de 12 millones de inmigrantes indocumentados que viven en EE.??UU. quedó ayer más incierto que nunca después de estancarse en el Senado un proyecto de reforma migratoria promovido por el presidente George W. Bush.


Los senadores se pronunciaron la noche de ayer (madrugada en España) en contra de una moción para finalizar el debate sobre el proyecto de ley y proceder a su votación, lo que, en la práctica, permite que el proceso de presentación de enmiendas se prolongue hasta el infinito y la medida no llegue a votarse.

El rechazo, encabezado mayoritariamente por los republicanos, pone de relieve las profundas divisiones que la reforma migratoria suscita en el Legislativo y representa una bofetada para Bush, que ha hecho de la reforma migratoria un asunto casi personal.

Tras la votación, el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, señaló que estaba «profundamente desilusionado» y anunció que retiraría el proyecto. Sin embargo, el presidente instó ayer desde Heiligendamm (Alemania) a Reid a no dar por muerto el proyecto de ley y a volver a plantearlo al pleno en un futuro próximo. Apenas 45 votos a favor obtuvo ayer el proyecto de ley de los 60 que eran necesarios para ser aprobado.

El resultado deshizo meses de negociaciones entre bambalinas, encabezadas en el Senado por los líderes demócratas y en la Casa Blanca por los secretarios de Comercio, Carlos Gutiérrez, y de Seguridad Nacional, Michael Chertoff.