CRÍTICA DE TV

Censura

El Correo, JOSÉ JAVIER ESPARZA, 09-06-2007

La historia es fácil de contar. La productora Gestmusic tiene un programa que incluye debate – espectáculo y que se llama ‘Paranoia semanal’. Uno de los nombres habituales de sus ‘opinadores’ es Jorge Verstrynge. Gestmusic le invitó a un debate sobre inmigración. Cuando la productora supo lo que Verstrynge iba a decir, decidió retirarle la invitación. ¿Qué iba a decir? Que él era partidario de controlar la inmigración extraeuropea y expatriar a los inmigrantes ilegales. Nada que no se haya dicho mil veces, pero no era lo que Gestmusic quería oír. Hay que suponer que Gestmusic invocará su derecho a presentar al público las ideas que quiera en boca de los personajes que ella misma elija. Muy bien: también los periódicos escogen a sus colaboradores en función de una línea editorial. La diferencia es que un programa de debate, orientado a reflejar la diversidad social, no puede mutilar las opiniones de sus invitados so riesgo de cargarse esa diversidad.

Pero ahora preguntemos si acaso eso no es manipular a la opinión pública presentándole ideas fabricadas de antemano a gusto del guionista. Para los opinadores habituales de la tele, como Verstrynge – tampoco demasiado habitual, por otro lado – , es un mensaje muy claro: si no opinas lo que a nosotros nos conviene que opines, entonces más vale que no opines. Eso es tanto como empujar a la gente a dejar de pensar con libertad. Y si esto es así para los opinadores, el mensaje que se transmite al público en general no es menos siniestro: el debate social no consiste en que la gente defienda sus ideas, sino en que la gente que yo quiero defienda las ideas que yo quiero. El razonamiento basta para no volver a ver nunca más ‘Paranoia semanal’, porque, a partir de ahora, siempre tendremos la duda de si esa gente que habla ahí dice lo que piensa o si, más bien, está ahí hablando porque dice lo que piensa la productora. Por cierto, que este personal de Gestmusic es el mismo que se llenaba la boca con reproches de ‘fascismo’ cada vez que alguien les echaba en cara su tendencia a hacer telebasura en espacios como ‘Crónicas marcianas’.

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