El día a día de 4.749 familias alavesas no es nada fácil. Cáritas lo sabe muy bien. Este número de personas, la mayoría con hijos o mayores a su cargo, acudió a sus despachos en busca de ayuda el año pasado. Aunque se trata de una cifra muy similar a la de 2005 – 67 casos más – , lo más significativo es que el 71,4% son mujeres con verdaderas dificultades para sobrevivir.

La ONG cristiana no quiso ayer pasar por alto este dato. Muy al contrario, lo resaltaron para llamar la atención sobre «la creciente feminización de la pobreza». Y es que el porcentaje de mujeres que pide ayuda a Cáritas ha aumentado seis puntos respecto a hace dos años. La responsable del departamento de Acción Social de la entidad, Marixa López de Luzuriaga, no dudó en atribuir el problema a «las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral».

«La mujer – dijo – es la primera persona encargada de atender a la familia y esto le genera problemas para su inserción laboral». Por ello, reclamó a las instituciones la puesta en marcha de «medidas» para frenar un fenómeno que supone un serio hándicap para la promoción de la mujer. «Hay escasos servicios residenciales y de atención domiciliaria para ancianos como de guarderías para niños que se adapten al horario laboral», insistió. López de Luzuriaga realizó esta denuncia en el transcurso de la presentación de la memoria de Cáritas correspondiente al pasado año. Junto a ella, comparecieron el director de la institución, Nacho Loza, y su secretario, Ramón Ibeas.

«Una educación digna»

Los responsables de Cáritas detallaron también que el colectivo de inmigrantes supone casi el 66% de las personas asistidas por Cáritas. «Somos la primera red que les atiende debido fundamentalmente a que acuden aquí porque carecen de papeles, desconocen el idioma y tienen una falta completa de información sobre los pasos que deben dar para lograr la integración laboral».

Ibeas explicó con todo detalle las cuentas de Cáritas del pasado año. Así, resaltó que sólo el 23% de los ingresos de 2006 – 1,6 millones – proceden de las subvenciones.

Por su parte, Nacho Loza presentó la campaña ‘Derecho a una educación digna’ que la organización humanitaria va a desarrollar en las parroquias. Su objetivo es llamar la atención sobre «el camino a la exclusión» que acarrean las carencias culturales. «Es preciso atajar este vía. No nos estamos refiriendo a las etapas de la educación obligatoria, sino de la necesidad de atender a una serie de sectores, como jóvenes que han tenido fracaso escolar o adultos que no pudieron acceder a una buena educación, para atajar su exclusión social y laboral. Se necesitan espacios de cultura para estos colectivos», reclamó.