GIPUTXIRENE

NUESTROS BISABUELOS, LOS 'SIN PAPELES'

Diario Vasco, JUAN AGUIRRE textizida@euskalnet.net, 06-06-2007

Hace tiempo que los vascos descubrimos que tenemos un abuelo carlista y otro liberal. La novedad es que acabamos de conocer que, además, todos compartimos un bisabuelo africano. Así lo certifica el genetista Spencer Wells, director de la más ambiciosa investigación hasta hoy realizada sobre la migración humana cuyos resultados se exponen en Nuestros antepasados, libro de lectura fascinante y desconcertante a la vez.

Analizando cientos de miles de muestras de ADN por todo el mundo, Wells ha descifrado cómo pudo acabar poblando – y acaparando – el planeta una especie que llegó a contar únicamente con dos mil individuos.

La primera y más impactante conclusión de este estudio es que todos los seres humanos formamos parte de una misma familia cuyo antepasado primigenio vivió hace no más de 60.000 años en África.

Lo que significa que Adán y Eva realmente existieron y campearon – no sé si con hoja de parra o sin ella – por las llanuras africanas hace dos mil generaciones. Como quien dice, ayer: un suspiro en la escala del tiempo evolutivo.

Nuestros bisabuelos abandonaron África (ya entonces la vida en el continente estaba muy chunga), y se fueron dispersando por Asia y Europa. Pero vino una glaciación, y en busca de tierras cálidas muchos de aquellos paleolíticos se refugiaron en la Península Ibérica. «De la actual España descienden franceses, británicos, irlandeses…» afirma el genetista, dando a entender que la piel de toro fue poco menos que un Arca de Noé para los pueblos de Europa. O sea que lo del Estado plurinacional se empezó a cocer ya en la edad de las cavernas, mira por dónde.

Curiosamente, dice Wells, son miles los pequeños pueblos por todo el mundo que creen haber surgido de su tierra, espontáneamente, como los espárragos Cojonudos de la Ribera navarra o nuestros perretxikos. Se equivocan: a poco que rasques en la corteza genética verás que todos venimos de fuera. Que tire el primer DNI (o el EHNA) quien no tenga en la raíz de su árbol genealógico a un inmigrante sin papeles.

Pero entonces, ¿cómo es que unos somos morenos y otros rubios, blancos o negros, altos o bajos…? «Bah. Las razas no son sino meras variaciones superficiales en los miembros de esta familia». Las diferencias entre un bosquimano y un sueco equivalen, en sustancia, al lunar tras la oreja que distingue a un hermano de su gemelo. ¿Adiós vanidad de las pequeñas diferencias, adiós errehaches negativos y demás papiroladas raciales…!

Resumiendo, que tú y yo somos parientes y oriundos de África. Ya sé que esta revelación parece más propia del Sorpresa, sorpresa de la Gemio, pero qué le vamos a hacer: es la ciencia, querida/o primo/a, la ciencia.

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