MBUYI KABUNDA DTOR. JORNADAS SOBRE ÁFRICA EN ARANTZAZU
«El fracaso en el desarrollo de África es el fracaso de Occidente»
Kabunda recuerda que el fenómeno de la inmigración seguirá si lo hacen «las desigualdades entre Norte y Sur»
Diario Vasco, AMAIA CHICO, 06-06-2007
Mbuyi Kabunda dice que es como un «misionero» de África en España, pero el mensaje que predica desde hace años no tienen nada que ver con la religión. En sus conferencias, como las que estos días imparte en las jornadas sobre África en Arantzazu, habla de «la riqueza cultural e histórica de África, de su excelente tasa de crecimiento anual, de sus avances democráticos», pero también de «las imposiciones occidentales, las reglas de la economía de mercado, la democracia liberal electoral» que no deja al continente desarrollarse. «África necesita un modelo afrocentrista, que fortalezca la capacidad de acción y actuación interna», asegura.
– ¿Qué imagen de África tenemos y cuál es la que estas jornadas quieren transmitir?
– Lo que yo llamo el afrorrealismo. Hay que mostrar África tanto en su lado positivo, como en su lado negativo, insistiendo en que aquí la gente sigue viviendo a pesar de todos los problemas.
– Vamos a hablar de lo positivo.
– Hay que destacar la cultura y la historia que tienen los pueblos africanos antes de la llegada de los europeos. Tampoco es real la la incapacidad de África de conseguir la democracia, ya que en los últimos años se han producido importantes avances, que no creo que vuelvan a retroceder. Tampoco es un continente condenado al subdesarrollo, como se dice, de hecho en los últimos años la tasa de crecimiento anual ha sido del 5,5%. Ni es cierto que sus conflictos étnicos nazcan de factores locales. Existen muchas generalizaciones abusivas y simplistas que hay que desterrar.
– El problema viene del Norte.
– Lo que ha fracasado es el mimetismo occidental. La actuación de los países del Norte en África no ha mejorado, ahora le toca el turno a la globalización neoliberal, es decir, se están imponiendo las reglas de la economía de mercado, unas reglas concebidas por y para los países ricos. Y como consecuencia se está pidiendo a África competir con las regiones del mundo 30 ó 40 veces más ricas que ella. Es como organizar una carrera entre coches y peatones. Se quiere imponer el modelo de desarrollo occidental dando la espalda a las tradiciones africanas y eso conduce a un callejón sin salida. Yo digo que el fracaso que se achaca a África es el fracaso de Occidente.
– ¿Cuál debe ser el camino a seguir?
– Lo que vale para África es crear una especie de síntesis entre sus propios valores y los adquiridos. Como decía el antiguo presidente de Senegal, Leopoldo Sedar Senghor, la civilización del dar y del recibir. Ése es el futuro de la humanidad, la cultura de lo universal, la cultura del mestizaje. El desarrollo es ante todo un proceso endógeno, interno, tiene que partir de las iniciativas internas. África debe recuperar su orgullo, desarrollar el ‘afrocentrismo’, que es fortalecer su capacidad de acción y de actuación. Desde luego, no se puede rechazar lo que viene del exterior, pero son los propios africanos los que tienen que definir un modelo de desarrollo conforme a sus valores, sus aspiraciones y sus necesidades, un modelo de desarrollo que tiene que ser humanamente centrado y con un rostro social.
– ¿El avance en unos países puede provocar un ‘efecto contagio’ en los vecinos?
– Sí, aunque hay distintas velocidades de desarrollo. Países como Botswana, Senegal, Namibia, Sudáfrica o Mali han avanzado mucho, pero no hay que confundir democratización con algo exclusivamente electoral, sino que se deben promover valores universales como la separación de poderes, los gobiernos conjuntos o crear estados de derecho sólidos. Y para eso es necesario una educación dirigida tanto a la población, para que no se deje engañar, como a los dirigentes, para que sepan que no se puede manipular a su pueblo como lo han hecho hasta ahora.
– ¿Cómo valora el fenómeno, cada vez mayor, de la inmigración hacia países europeos?
– Aquí se vende una imagen de invasión, pero en realidad los movimientos migratorios en África son más horizontales que verticales. Hay 40 millones de personas desplazadas dentro del continente de los países más pobres a los menos, y sólo 18 millones que han venido a países del Norte. El carácter de la migración es intraafricano. Pero además, en este problema, siempre se recalcan los efectos, pero no las causas, que no son precisamente los procesos de regularización, como se dice, sino las desigualdades entre Norte y Sur. Y mientras siga habiéndolas el fenómeno migratorio es casi imparable.
– Las jornadas quieren servir de punto de encuentro y enriquecimiento recíproco. ¿Qué podemos aprender de África?
– En un mundo organizado en torno a la competitividad, la selectividad y el individualismo, África tiene que aportar muchísimo de sus valores humanistas, de solidaridad, de invertir en relaciones humanas. Los africanos piensan más en el grupo, tienen un sentimiento gregario.
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