Para los inmigrantes latinoamericanos que viven en España enviar dinero a sus países de origen apenas cuesta cuatro euros cada vez que lo hacen, unas 10 veces al año de media. En suma envían unos 2.700 euros anuales, y su precio asciende a un 2% de esta cantidad, según una encuesta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En Estados Unidos, a los trabajadores latinoamericanos realizar estas operaciones les resulta tres veces más caro, y en Japón, cuatro.

A la hora de explicar esta diferencia de precios, Donald Terry, gerente del Fondo Multilateral de Inversiones del BID, y Sergio Bendixen, responsable de la encuesta, destacan que a una décima parte de los entrevistados (en total, 1.100 inmigrantes) les sale gratis enviar dinero a sus países de origen “porque son clientes de bancos o cajas de ahorro”. En todo caso, todavía son mayoría (61%) los que utilizan las empresas remesadoras para realizar estas transacciones.

Los resultados del estudio revelan que los inmigrantes latinoamericanos en España enviaron 3.700 millones de euros a sus países en 2006. Una cantidad de dinero que se aproxima a la invertida en la zona por los distintos órganos de cooperación multilateral (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial o BID), en conjunto 4.400 millones.

“De mantenerse las tendencias económicas y demográficas de años recientes, para 2010 las remesas podrían rondar los 5.000 millones”, afirmó ayer Terry en Madrid durante la presentación de la encuesta.

Y es que las remesas se han convertido en la principal fuente de desarrollo de Latinoamérica. Según el BID, los inmigrantes enviaron a la región 50.000 millones de euros en 2006, un 30% más de lo que supuso toda la inversión privada.