Espanta a manotazos las moscas que tratan de robarle la comida. Un trozo de pollo ya frío que cualquier comensal de clase media tiraría directamente al cubo de la basura por su aspecto deplorable. Pero el joven mastica con ganas y sonríe, amable, mostrando sus dientes ennegrecidos. Levanta la vista y dedica un gesto hospitalario al visitante a modo de escueta bienvenida. Cerca de 200 búlgaros malviven en este lugar tercermundista, situado en la pedanía murciana de Patiño, a escasos metros de las grúas que pueblan Ronda Sur. Es el mayor asentamiento de estas características de la Región y, tras varias quejas vecinales, ha despertado el interés de la Administración.

Una treintena de agentes de la Policía Nacional y Local irrumpieron ayer en el campamento, situado en las instalaciones de un antiguo club hípico, e identificaron a 103 de sus moradores. También encontraron a una decena de menores que están sin escolarizar, lo que ha motivado la apertura de un expediente de los servicios sociales, que deberán tomar una decisión sobre la tutela de los niños. La concejal de Seguridad Ciudadana en funciones, Nuria Fuentes, confirmó que la intención del Ayuntamiento es forzar el desalojo. Sin embargo, no es posible hacerlo sin una orden judicial motivada por la denuncia de los dueños de las propiedades ocupadas por los indigentes. Uno de ellos ya presentó una denuncia que fue archivada, y ahora ha vuelto a acudir a los tribunales. «Tenemos una sensación de impotencia; se han metido ilegalmente y no hay forma de echarlos», explicaba ayer a la agencia Efe.

La vía para el desalojo será, en este caso, la habitual en cualquier caso de ocupación ilegal. Extranjería no puede actuar, ya que los inmigrantes son ciudadanos de la Unión Europa que, como tales, residen de forma legal en España. Las organizaciones sociales, mientras tanto, piden que se ofrezca una salida a los acampados para que puedan vivir en la Región en condiciones dignas.