REGIÓN MURCIA

«No podemos cocinar ni bañarnos; ¿cómo se puede vivir así?»

La Verdad, J. P. P., 05-06-2007

Zadcro Ignatov se apoya en su viejo bastón para superar su leve cojera. «Me corté el pie con uno de estos alambres hace unos días, y me cuesta caminar», cuenta señalando primero al vendaje y después a los hierros que sujetan unos sacos que sirven de improvisado toldo. Cuando el calor aprieta, el interior de las chabolas se hace insoportable, así que los pobladores del campamento han ideado esta precaria solución para pasar la tarde a la sombra. Ignatov es una especie de patriarca, el jefe de una familia de ocho miembros. Ángel es uno de ellos. Enseña, con algo de pudor, su casucha: unos diez metros cuadrados levantados con cartones. Allí vive con su mujer. Tiene un frigorífico y un ventilador que ya no sirven de nada. Tampoco el DVD y el televisor, que luce orgulloso como su mayor lujo. Iberdrola les acaba de cortar la luz porque la toma era clandestina. No tienen agua potable, así que funcionan con garrafas. «Nos han dejado sin nada; no podemos cocinar ni ducharnos; ¿cómo quieren que vivamos así?», protesta la mujer.

Una hilera de tiendas de campaña y chabolas como ésta se alinean en torno a lo que un día debió ser un pequeño huerto. En mitad de la finca se alza un chalé de dos plantas. Allí viven la mayoría de los habitantes del asentamiento. En la planta baja se amontonan colchones viejos, bicicletas roídas y todo tipo de trastos aparentemente inservibles. La mugre cubre las cinco habitaciones de la vivienda, la cocina y el baño, sin agua ni luz. En la terraza, los inquilinos han levantado otras tres habitaciones a base de trozos de cartón y tablones. Pero el asentamiento no se queda ahí. Los inmigrantes también han ocupado las antiguas caballerizas del club hípico abriendo varios boquetes en el muro. Una veintena de personas se hacinan en este lugar, en unas condiciones todavía peores que en el chalé. Duermen sobre colchones tirados en el suelo. Un espacio antes dedicado a caballos que es ocupado ahora por seres humanos, sin que hasta ahora ningún organismo público haya tomado cartas en el asunto.

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