El porqué de un voto
El Mundo, , 04-06-2007Las matrículas escolares pesaron mucho en Vic al apostar por Plataforma x Catalunya, aupada a segunda fuerza Sumaron 2.842 votos en las elecciones municipales y se conviertieron en la segunda fuerza política en el Ayuntamiento de Vic, dejando a los socialistas con un palmo de narices. Plataforma X Catalunya es una fuerza política xenófoba, que centra su discurso en el endurecimiento de medidas contra la inmigración. Y sí, en Vic hay inmigrantes, pero no se conocen altercados públicos ni problemas de convivencia.
Josep Anglada, el presidente de la formación, se pasea muy ufano por la ciudad. Unos le saludan contentos, otros le miran con el rabillo del ojo, pero pocos le criminalizan. Roser vota a Esquerra Republicana hace tiempo, y si le preguntas qué le parecen los resultados, pone unos ojos como naranjas. «Tenemos los ultras aquí», dice aún con el susto en la cara. Conoce a votantes de Anglada, y no se lo puede creer. «Ni lo ocultan», dice. ¿Son racistas? Roser lo niega. «Otras veces votaron a CiU, o al PSC», explica, pero esta vez….Roser para a una amiga en la calle, Marina, y la introduce en la conversación. Se atropellan en la charla para hacer comprender lo incomprensible.
Primero: el candidato de CiU era nuevo, sustituía al alcalde Jacint Codina, tras una pugna interna de Unió y CDC para confeccionar las listas. Segundo: el candidato de ERC, en riña apretada en las elecciones de 2003 por el segundo puesto en el Consistorio, también era nuevo. Tercero: ningún partido quiso entrar al trapo con el discurso sobre la inmigración que centró la campaña de Anglada, con la idea de que era más rentable el no aprecio que el desprecio. Que la estrategia electoral de socialistas, convergentes y republicanos fue un error lo ven todos, a estas alturas.
Cuenta Roser que la gente se enfureció. «Es que la inmigración existe», apunta. No hay problemas de convivencia en un sentido estricto, señala, pero la convivencia incide en la vida cotidiana de la ciudad, y no sólo en forma de paisaje. Marina, como Roser, se muestra convencida de que el resultado habría sido diferente si no estuviéramos en periodo de preinscripción escolar. «El voto a Anglada es un voto de castigo, me dicen los que le han votado, porque ni el Ayuntamiento en los últimos años ni los partidos ahora en la campaña han hecho nada». Roser pone ejemplos de lo de la preinsicripción escolar: «Los padres que llevan a sus hijos a la escuela infantil Ralet quieren seguir en una escuela privada como Escorial, pero al ser concertada y tener un cupo, los inmigrantes ocupan plazas y al final se arriesgan a llevar a los niños a la escuela Sant Miquel dels Sants, que es pública, y eso sí que no», cuenta Roser. Pero Anglada, ¿qué puede hacer para cambiar esto? «Sabemos que no puede ni él ni la Generalitat, pero le votan porque al menos califica de problema el número de inmigrantes que tenemos, cosa que los otros ignoran».
Joan conoce a Anglada desde hace mucho tiempo, desde que estaba en Fuerza Nueva. Para Joan, ha sabido ganarse a mucha gente de la manera más drástica pero más práctica: solucionándole sus problemas. «Hay gente que tiene su teléfono, si tienes un problema le llamas y ahí está». Cuenta de unos vecinos que, hartos del trapicheo de droga que organizaban un grupo de inmigrantes en su calle y exasperados porque la Policía Local no hacía nada, le llamaron un día y se presentó con dos personas y bates de béisbol. «Nadie pegó a nadie, pero se acabó el problema».
Cuentan también que clausura locutorios y otros negocios de inmigrantes.«Pero lo que hace es aplicar la normativa, sólo eso», dice Joan.
¿Los inmigrantes son un problema? Joan hace un recorrido histórico en cinco minutos por la historia de Vic que lo explica todo: Cómo la localidad vivía históricamente de las fábricas textiles y de industria cárnica que se abastecía de mano de obra barata de Andalucía o Extremadura. Cómo les construyeron colonias para vivir, con economatos, escuelas e iglesias. Cómo con los años se hizo más barata la mano de obra de Africa, y llegaron decenas de autocares de gente de Nador. Cómo lograron el reagrupamiento laboral. Cómo tuvieron hijos que, los mayores, no lo tienen fácil para encontrar trabajo, y los más pequeños necesitan ayudas sociales porque el sueldo del padre no da para todos.
Joan achaca a los distintos gobiernos la falta de previsión, y advierte que CiU «nunca pensó en políticas de bienestar de forma seria, y así llegamos a esto».
En un restaurante céntrico de la localidad, un camarero habla de «los Mercedes que conducen los inmigrantes», explica que el Ayuntamiento da vales a las familias extranjeras para que compren en los supermercados. «No es el Consistorio, es Cáritas», corrige Marina. Pero el rumor es libre y vuela más rápido que la verdad y la certeza.
El camarero es de Manlleu, aunque trabaja en Vic, y allí Plataforma también ha crecido mucho. «A ver si aprenden los políticos», señala. Él también ve el voto a Anglada como un voto de la rabia, del descontento, de castigo. Ni se le ha ocurrido quejarse votando en blanco o absteniéndose.
Roser lleva encima un papel en el que un hipotético grupo de árabes da las gracias a CiU, a ERC y al PSC porque les ayudan a vivir tan bien. No tiene autor conocido, pero una mañana apareció en las puertas de muchos comercios de la ciudad, despertando indignación.
Queda aún por responder la pregunta de por qué se vota a un partido xenófobo, a sabiendas, pero sin darle mayor importancia. Y queda la cara de susto y los ojos como naranjas de Roser, cuando dice: «Tenemos los ultras aquí».
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