SECRETOS Y MENTIRAS
Los partidos temáticos
El Mundo, , 04-06-2007La creciente abstención registrada en los últimos comicios celebrados en España hay que sumarla a la proliferación de partidos temáticos, algunos antiinmigración, que recogen el descontento de los ciudadanos con los partidos en forma de votos de manera cada vez más peligrosa. El 6 de mayo de 2003, cuando salía de los estudios de una radio nacional holandesa en Amsterdam, el excéntrico y xenófobo político holandés Pym Fortuyn recibió seis disparos que acabaron en el acto con su vida. Fortuyn, con su partido antiinmigración se había convertido en la más ascendentes de las estrellas políticas holandesas y concitaba las miradas preocupadas de buena parte de Europa. Homosexual declarado y partidario de las más liberales formas de vida y de familia, la única preocupación del político holandés eran las consecuencias de la inmigración, especialmente de la de origen islámico.
Este escritor y antiguo académico dio su primera gran sorpresa en los comicios locales el pasado 6 de marzo, en los que se hizo con la mayoría de la ciudad portuaria de Rotterdam (cerca de un 35%). Pese a que el eje de su campaña electoral era una cruzada contra la inmigración, Fortuyn siempre quiso mantener distancias con Joerg Haider o Jean – Marie Le Pen, y calificaba de «intolerable» ser comparado con los líderes extremistas austríaco y francés.Fortuyn, quien había irrumpido en el escenario político hace tan sólo unos meses a la cabeza del partido local Leefbaar Rotterdam (Rotterdam Habitable), logró captar el descontento y hacerse un hueco entre el electorado con un programa que tocaba puntos muy cercanos al ciudadano. El llamado fenómeno Fortuyn se había convertido en el símbolo que manifestaba el cansancio del electorado de los partidos mayoritarios.
Controvertido por sus declaraciones extremistas de corte xenófobo, Fortuyn hizo una carrera meteórica sin apenas programa, apoyado en una fuerte campaña mediática que le forjó una imagen – muy peculiar, por su rapada cabeza – de redentor de los problemas sociales. Tras su muerte , en las elecciones generales holandesas del 15 de mayo de 2003, los resultados definitivos de las elecciones legislativas holandesas confirmaron el giro hacia la derecha del electorado. El Partido Demócrata – cristiano (CDA), en la oposición desde hacía ocho años, logró 43 escaños. La Lista de Pym Fortuyn, con 26 diputados, se convirtió en la segunda fuerza política holandesa.
El 2 de noviembre de 2004, año y medio después del asesinato de Fortuyn, la sociedad holandesa se tambaleó cuando el cineasta Theo van Gogh era también asesinado. Su crimen no había consistido en otra cosa que filmar un documental en el que se hacía referencia al asesinato de Fortuyn, pero cuya protagonista era Ayaan Hirsi Ali, diputada holandesa de origen somalí y una de las principales críticas del Islam, sobre todo en lo relacionado a la cuestión de la mujer.
Ambos asesinatos daban al traste con el sueño de una Europa unida como tierra de acogida para los recién llegados del Tercer Mundo.Los nacionales los odiaban y los advenedizos inmigrantes no parecían dispuestos a dejarse amedrentar.
La ultraderecha europea está cambiando muy profundamente. Los nostálgicos de regímenes totalitarios como el nazismo o los que fundamentan su discurso en el odio a determinadas minorías siguen vivos. Pero los políticos antisistema – que los hay también por la derecha – han adoptado nuevas estrategias y han cambiado su imagen para conquistar al electorado convencido de que los neonazis o los neofranquistas nunca lograrán resultados en las urnas que les permitan siquiera acercarse al poder.
En muchos casos se benefician del abandono o de la prepotencia de los grandes partidos, que suelen olvidarse con demasiada facilidad de zonas geográficas con importantes bolsas de votos y convencidas de que no cuentan en la lista de prioridades de los gobiernos tradicionales. España vivió uno de esos fenómenos en 1991 y hoy aún estamos pagando las consecuencias. El abandono tanto del PP como del PSOE de Marbella y, en general de la costa de Málaga, propició que un gangster como el fallecido Jesús Gil obtuviera la alcaldía de la localidad, extendiera su influencia por el territorio y se hiciera políticamente inexpugnable. Sólo por decisión gubernativa, el GIL ha abandonado el poder en la localidad, tras haber expoliado las arcas municipales y haber destruido el litoral con una política urbanística de tierra quemada en beneficio del mejor postor, fueran famosos, constructores desalmados, o incluso miembros de la mafia rusa. No es extraño que Marbella haya seguido siendo, desaparecido el franquismo, uno de los grandes refugios de los criminales de guerra nazis que nunca comparecerán ante la Justicia.
La europea y moderada Cataluña tampoco está exenta del fenómeno, aunque, en este caso, es capaz de adoptar formas más diversas.Desde la Plataforma per Catalunya (PxC) de Josep Anglada, que más que ultraderechista es un remedo del partido holandés de Pym Fortuyn, hasta Ciutadans – Partido de la Ciudadanía, una formación transversal que tiene como eje ideológico su antinacionalismo catalán.
Josep Anglada ha incrementado de manera significativa el número de concejales que tenía en sus feudos tradicionales, Vic y el Vendrell; en parte por el desinterés de un voto joven y de Esquerra Republicana, que empieza a hartarse de la incoherencia entre el discurso de sus líderes y sus adocenadas posiciones institucionales.Donde el voto o la abstención de estos jóvenes no ha beneficiado a Anglada, ha sido en las Candidatures d’Unitat Popular (CUP), independentistas radicales para los que vale todo. Y ninguno de los partidos presentes en el Parlament aprecian que ya no tiene tirón entre los jóvenes, a pesar de lo abultado de la abstención.
En otras localidades como Vilassar de Mar, el cambio de signo en el Ayuntamiento se ha fundamentado en la cuestión de la recogida de basura. Una vez más, los partidos mayoritarios no han entendido que las municipales son las elecciones más próximas, pero también son por donde empieza el cambio.
Ciutadans, por su parte, nació de un manifiesto de 15 intelectuales con impecables trayectorias democráticas. Pero sus votantes, la mayoría de los cuales son funcionarios del Estado destinados e inadaptados en Cataluña, del PP o del PSC. Quizá sus tres diputados en el Parlament sean un fenómeno coyuntural, pero si desaparecen, su propia transversalidad generará un fenómeno parecido. Y esta vez, probablemente, no tengan detrás a intelectuales de izquierdas para mantener la imagen de partido democrático y demostrarán que son uno más de los partidos temáticos.
felix.martinez@elmundo.es
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