EL MIRADOR
Josep Piqué, ´sarkozista´
La Vanguardia, , 13-05-2007ORIOL PONSATÍ-MURLÀ
Parece que la reciente victoria de Sarkozy en Francia ha desencadenado en nuestro país una especie de sarkozitis que busca la aparición de Sarkozitos.El punto número uno del manual del buen sarkozista proclama la necesidad de achacar todas las culpas de los problemas sociales a los negros, que nos quitan el trabajo, y a los moros, que se reúnen en sus mezquitas para fabricar bombas. Hoy por hoy, el principal candidato a Sarkozito en Catalunya es el dirigente popular Josep Piqué.
Tras el polémico DVD de su alcaldable en Badalona, que defendía una ciudad “limpia y segura” (de negros y moros, naturalmente), Piqué ha cogido el toro por los cuernos y ha empezado la campaña en Salt (36% de inmigrantes censados).
Sin embargo, no es Sarkozito quien quiere sino quien puede y, por el momento, Josep Piqué no parece sentirse muy a gusto en el papel.
En lugar de avisar con diez días de antelación y dar tiempo a la chusma exaltada de la banlieue a preparar las barricadas, Piqué y los suyos desembarcan siempre de forma inesperada y avisando sólo a los periodistas (la web del Partido Popular dispone de una agenda de actos muy útil: siempre vacía). Ayer, el desembarco tuvo lugar en un mercado cubierto, que, como todo el mundo sabe, es un lugar ideal para pasearse y repartir folletos electorales.
Tras el visto y no visto del mercado, vía crucis de bares con el cartelito de “Vota PP” y parada final para tomarse una Coca-Cola en un establecimiento con un camarero simpatiquísimo que, antes de tomar nota, grita: “Bueno, supongo que en esa mesa todo el mundo defiende la unidad de España, ¿no?”. Ya ven que el clima no es precisamente para echar cohetes.
Le queda mucho a Josep Piqué para parecerse a Sarko en algo más que (algunas de) sus propuestas en materia de inmigración.
Le queda tanto al dirigente popular catalán que, cuando se detiene en medio de la calle de Salt para atender a los periodistas, se le aproximan una docena de inmigrantes atraídos por las cámaras y, en vez de insultarle, aguzan el oído tranquilamente, intentando pescar alguna palabra que llegue del otro lado del mar de micrófonos.
Una niña negra se acerca con dos amigas, también negras, y un cochecito con un muñeco (el muñeco, blanco). Observa la muchedumbre y pregunta a sus amigas: “Qui és aquest senyor?”.
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