Lei Lei y Sergio, la otra familia catalana

Una pareja mixta de china y catalán explica su experiencia: "Somos un matrimonio joven más"

La Vanguardia, , 30-05-2007

MAITE GUTIÉRREZ – Barcelona

Lei Lei cree que para que se unan diferentes colectivos de inmigrantes todavía han de pasar varios años
ASergio siempre le atrajo China, su cultura, su idioma, incluso vivió dos años en ese país para estudiar su lengua. “Se veía venir que acabaría con una chica de allí”, dice Lei Lei, su mujer, medio en broma mientras lo mira de reojo. “Y tú fuiste la afortunada”, le replica él. Lei Lei y Sergio, de 30 y 29 años, forman una de las parejas mixtas que empiezan a cambiar la imagen de la familia tradicional catalana, aunque ellos no se ven distintos a cualquier otro matrimonio joven. Ambos trabajan, les queda poco tiempo para las tareas de la casa – “por eso tenemos una señora de la limpieza y tiramos mucho de las pizzas”, explica riendo Lei Lei-, les gusta estar con los amigos y la familia y no piensan tener hijos hasta que pasen unos cinco años, “cuando ya estemos más estabilizados”, cuentan.

Cada uno conocía las tradiciones del otro de antemano, además de haber sido vecinos desde niños. Por eso las diferencias culturales que podrían existir entre ellos se borraron hace tiempo. “Es que yo llegué aquí con once años y vivo a la manera occidental”, se afana en explicar Lei Lei. Tanto ella como su hermana son una excepción entre la comunidad china en Catalunya. “Mis padres, al igual que la mayoría de chinos, no querían que yo saliera con chicos españoles – las hijas de sus amigos habían tenido malas experiencias- y nunca pensé que me casaría con uno, pero cuando les dije que estaba con Sergio no hubo ningún problema”, asegura ella, como tampoco hubo sorpresas en casa de Sergio. No sólo eso. Lei Lei explica que los hijos de los chinos que llegan a Catalunya no acostumbran a continuar sus estudios y se encargan del negocio familiar, pero ella se licenció en Administración y Dirección de Empresas, cursó un máster en Economía Financiera y más tarde un MBA en Esade, en lugar de hacerse cargo del restaurante de sus padres. Aun así, creen que la experiencia de Lei Lei será cada vez más común y que las parejas mixtas crecerán en pocos años. “Es algo fruto de la evolución natural de la sociedad en que vivimos”, afirma Sergio. Para adaptación y mezcla, su boda fue única. Se casaron por lo civil en una iglesia – eran tantos invitados que no cabían en la sala habilitada para las ceremonias civiles y los tuvieron que alojar en el templo- y aunque la mayoría de los invitados eran chinos la fiesta siguió la tradición occidental, excepto por la presencia de un presentador muy típico en las bodas chinas.

Donde sí encuentran pequeñas diferencias es en cuanto a la familia y el trabajo. “Para mí, el trabajo es lo primero”, dice con rotundidad Lei Lei. “Es que ella vive para trabajar y yo trabajo para vivir”, responde Sergio. Lei Lei dice que va en la personalidad china la dedicación al trabajo, así como el mantener mucho contacto con la familia, “como ocurría aquí antiguamente”, opina Sergio. Lo que ya ven más difícil es una pareja mixta más global entre diferentes colectivos inmigrantes: “Por ahora el choque cultural sería muy fuerte, quizás dentro de un par de generaciones”, afirman.

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