Un estudiante ruso asesinó a 37 personas por "odio racial"

Atacaba a emigrantes del Cáucaso a cuchilladas como castigo

La Vanguardia, , 30-05-2007

El último escándalo criminal en Moscú vuelve a poner sobre la mesa el problema de la xenofobia en Rusia. El presunto asesino es una persona corriente, un estudiante sin lazos con organizaciones racistas que se dedicaba a matar a personas de piel oscura porque creía que habían venido a la capital para oprimir a los rusos.

GONZALO ARAGONÉS – Corresponsal MOSCÚ

Los ataques contra personas sin rasgos eslavos han aumentado en los últimos años, y en éste ya se han registrado 200
- Desde su niñez Artur Ryno, un estudiante de artes decorativas de 18 años, “odiaba a la gente que viene del Cáucaso, que se junta y que oprime a los rusos”. Era necesario “limpiar la ciudad” y “darles su castigo”. Una declaración tan contundente dejó estupefactos a los investigadores de la policía y la fiscalía del sur de Moscú, que creían haber detenido a un simple alborotador y se encontraron con el último asesino en serie de Rusia. Artur Ryno confesó haber matado de forma sádica a 37 personas desde el pasado agosto, empujado por un acentuado odio racial.

Ryno fue detenido el 17 de abril junto a Pavel Skachevsky, también de 18 años, alumno de Educación Física. Ambos eran sospechosos del asesinato de Karen Abramyan, un empresario armenio de 45 años. Poco después de las nueve de la noche, dos personas a las que no conocía le atacaron a la puerta de su casa. Recibió 20 puñaladas y aunque fue trasladado al hospital falleció al día siguiente. Ryno y Skachevsky fueron detenidos después de que un testigo llamara a la policía e indicara a los agentes que los agresores habían huido y se habían subido a un tranvía. Los agentes pararon el convoy y arrestaron a los sospechosos. El cuchillo que llevaban y las evidentes manchas de sangre les delataron.

Al principio, no quisieron reconocer el asesinato. Entonces los inspectores mostraron a Ryno una grabación de las cámaras de seguridad del edificio. Fue entonces cuando Ryno comenzó a hablar. Pero su relato no se detuvo en el asesinato de Karen Abramyan, sino que continuó y continuó. De hecho, un día antes de matar al empresario armenio se ensañaron con un ciudadano de Tayikistán, Jairullo Sadykov. Los forenses contabilizaron 35 heridas de arma blanca en el cuerpo de la víctima.

Rusia ha sufrido en los últimos años un aumento de la xenofobia, y los ataques contra extranjeros o personas sin rasgos eslavos han sido frecuentes. En lo que va de año el centro de derechos humanos Sova ha registrado más de doscientos ataques racistas.

El relato de Ryno no convenció de entrada a los investigadores. “Mencionó demasiados detalles y estaba orgulloso de lo que había hecho, pero algunas fechas y lugares no eran precisos”, explica una fuente de la policía a la agencia RIA Novosti. Además, no forman parte de ninguna organización de tipo nacionalista. Según Ryno, Skachevsky le habría ayudado en 20 de los 37 asesinatos, aunque éste lo ha negado.

Sus ataques racistas comenzaron el 21 de agosto del año pasado. Habrían aprovechado el desorden provocado por una bomba colocada por otro grupo de skin heads en un mercado del nordeste de Moscú. Tras la explosión se montó una pelea entre los nacionalistas y los vendedores, y Ryno aprovechó para sacar su cuchillo y apuñalar a diestro y siniestro. Los dos asesinos actuaban en barrios periféricos, a primera o última hora del día, con rápidos ataques en los que robaban algún objeto para ser confundidos con ladrones corrientes.

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