El sindicato Unió de Pagesos (UP) está teniendo problemas este año para encontrar a los entre 5.000 y 6.000 temporeros que sus asociados precisan para la campaña de recogida de fruta, que ya ha empezado en algunos municipios del sur de la comarca del Segrià. El principal escollo con que topa la organización agraria es la lentitud con que las autoridades rumanas tramitan, desde su entrada en la Unión Europea (UE), los permisos para que sus ciudadanos puedan disponer de un contrato en origen, sobre todo si es la primera vez que lo solicitan.
Según explicó ayer un portavoz de la UP, el tratado de anexión de Rumanía a la UE establece una moratoria de dos años para que las personas de ese país puedan trabajar libremente en los demás estados comunitarios. Así, a muchos de los temporeros rumanos empleados años atrás por payeses catalanes no les queda más remedio que venir a España e intentar conseguir un contrato como ciudadanos europeos que son. El problema, explicó ayer el mismo portavoz, “es que aquí pueden tardar hasta cinco meses en formalizar el permiso”.

PLANTILLAS
Las dificultades para encontrar mano de obra afectan especialmente a la UP, que en los últimos años había apostado por contratar mayoritariamente a trabajadores procedentes de Rumanía. Otras organizaciones agrarias, que contratan en origen en Colombia o Marruecos, no tienen tantos problemas y podrán cubrir sus plantillas.
Mientras tanto, 35 temporeros, de entre 20 y 35 años,contratados en origen en Colombia han llegado estos días para trabajar en la cooperativa de segundo grado Fruits de Ponent, de Alcarràs. Es el primer contingente de trabajadores que llega este año desde un país extranjero a las comarcas de Lleida. La próxima semana se unirá a ellos otro grupo de 53 personas. La cooperativa ha comenzado a impartir cursos de formación a los recién llegados para que desempeñen diversas labores en la empresa.
Su llegada coincidió ayer con un dato preocupante: el viento, que ha soplado con fuerza durante dos días en la zona, ha reducido a la mitad las cosechas de cereza y albaricoque, según informaron los productores de fruta dulce de Lleida, agrupados en la asociación Catalònia Qualitat. En concreto, calculan la recolección de unas 1.100 toneladas de cerezas y 600 de albaricoques.