La mejora de las condiciones meteorológicas permitió a los equipos de salvamento retomar ayer el rastreo de la zona donde el pasado lunes naufragó el pesquero ‘Nuevo Amadorín’ frente a Ribadeo (Lugo) para tratar de localizar al joven desaparecido. Los submarinistas lograron recuperar el aparejo del pecio hundido, en el que se creía que podría haber quedado atrapado Oscar Blanco, de 19 años. Sin embargo, en los dos sacos de miños no había ni rastro del marinero.

Burela, que ha decretado tres días de luto, se prepara para despedir a los dos fallecidos, entre ellos el padre del joven marinero cuyo cuerpo aún no ha sido encontrado. La mujer y la hija de 14 años del armador desaparecido viven con angustia las tareas de búsqueda de su otro hijo y hermano. Hoy se celebrarán los funerales por el cabeza de familia, Máximo Blanco, un experimentado marinero de 44 años, y por el tercer tripulante del pesquero, Félix Armando Pena, un inmigrante peruano de 53 años que con mucho esfuerzo había logrado traer a su mujer y a su hijo a esta pequeña localidad lucense.

Manuel Blanco, el hermano del armador fallecido y tío del desaparecido, se quejó ayer de los «escasos» medios empleados ayer en la búsqueda y el retraso con el que empezaron a trabajar. Entre los numerosos vecinos que seguían de cerca las tareas de búsqueda de joven marinero destacaba uno con gesto apesadumbrado. Jesús García, de 27 años, era el cuarto tripulante del ‘Nuevo Amadorín’ al que una revisión médica le libró de una muerte segura. Según relató, llevaba más de seis años faenando en condiciones «peores». «No me explico qué pasó. El patrón tenía mucha experiencia».