El pesquero español ‘Montfalcó’ rescató el pasado sábado a 26 ciudadanos de Costa de Marfil que se encontraban en un cayuco a la deriva en el Mediterráneo, en aguas de responsabilidad de Libia, y regresará en breve a España donde se espera que soliciten refugio, después de que las autoridades maltesas denegaran la autorización para el desembarco de sus ocupantes.

El ministro maltés del Interior, Tonio Borg, informó de que la embarcación, anclado a unas 85 millas de las costas de la isla, había reemprendido su ruta hacia el noroeste, aparentemente con destino España. Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores español explicaron ayer que el pesquero decidió recoger a los inmigrantes por razones humanitarias y debido al mal estado de la mar.

Razones humanitarias

El ‘Montfalcó’, que tiene su base en San Carles de la Rápita (Tarragona), se dirigía a Malta para depositar su carga de alevines de atún, cuando su tripulación encontró el cayuco y decidió subir a sus ocupantes a bordo, pues la mar estaba «muy movida». La situación del pesquero, sin embargo, es bastante «complicada». La decisión de traerlo a España se debe a la «situación crítica» que se vive a bordo, según señaló el capitán de otro buque, el ‘Mont Roig’, Pedro Peredo. El Mont Roig se encuentra muy próximo al ‘Montfalcó’ y Peredo ha hablado con el capitán de éste último que le ha asegurado que «llevan cuatro días con 26 inmigrantes a bordo, desde el viernes por la noche, y no saben qué hacer».

Dificultades

Según Peredo «su situación es desesperada porque se encuentran totalmente abandonados y desesperados». A todo ello se suma que el atunero español, de tan sólo 26 metros de eslora, no está provisto para aguantar demasiado tiempo con tanto pasaje porque no disponen de espacio ni de ropa de abrigo y mantas, aunque los inmigrantes están «bien de salud».

Se espera que los 26 rescatados soliciten refugio en cuanto se pongan en contacto con las autoridades españolas, porque proceden de Costa de Marfil, donde existe «mucha inseguridad e inestabilidad». Los responsables de ACNUR ya han adelantado que entrevistarán a los 26 inmigrantes «para explicarles sus derechos y analizar las peticiones de refugio político».

Esta situación recuerda a la vivida por el barco español ‘Francisco y Catalina’, con base en Santa Pola (Alicante) que el pasado mes de julio recogió a 100 millas de la costa maltesa a 51 inmigrantes. Algunos de ellos se encontraban en mal estado y por ello el capitán del barco solicitó al país mediterráneo poder desembarcar en uno de sus puertos, una petición que Malta denegó. Tras diez días de luchas diplomáticas, finalmente Malta cedió, aunque los inmigrantes, una vez en tierra, fueron trasladados a España para iniciar así los posteriores trámites de repatriación.