Las urnas abrieron ayer una peligrosa senda para la convivencia en Catalunya que, sin embargo, promete réditos electorales a quien la siga. Así, aquellos que más han aventado el espantajo de la inmigración han sido premiados ampliamente con la confianza de los electores.
El PP en Badalona, autor de un polémico vídeo en el que se relacionaba la presencia de extranjeros con la inseguridad ciudadana, ha aumentado dos concejales y unos 700 votos. El alcaldable popular, Xavier García Albiol, rentabilizó, de esta manera, no solo el citado vídeo, sino el haber sido de los primeros en acudir, en febrero, al barrio de La Salut, cuando los vecinos explotaron en protestas contra los llamados pisos patera.
En Vic, la ultra Plataforma per Catalunya (PxC) ha recogido los frutos de varios años de agitación xenófoba y ha multiplicado su presencia en los ayuntamientos de la Catalunya central. En Vic, ha conseguido doblar los votos y ha pasado de uno a cuatro concejales, se ha convertido en la segunda fuerza de la ciudad – – por delante del PSC – – y, lo que es más preocupante, en la llave de la gobernabilidad.

EL FORTÍN DE
CiU En el frente nacionalista destaca la figura de Lluís Recoder, quien, en plena travesía por el desierto de su federación, ha convertido Sant Cugat en el fortín municipal de CiU gracias a la mayoría absoluta lograda ayer y a la caída de Tarragona en manos socialistas. ERC, por su parte, ha visto como su electorado más independentista, decepcionada quizá por la firma del segundo tripartito, ha buscado en la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP) el altavoz para demostrar su descontento.