REPORTAJE: Elecciones 27M

Tarjeta roja

En un domingo de fútbol y comicios, los votantes lamentan la 'antideportividad' de Batasuna

El País, M. O., 28-05-2007

Domingo de elecciones y de fútbol. Una jornada de pasión y poco juego limpio. Más de uno mereció recibir una tarjeta roja por su comportamiento antideportivo en la cita con las urnas. Los 799 colegios electorales del País Vasco se constituyeron y abrieron sus puertas a las nueve de la mañana sin apenas incidentes de importancia. Los problemas se sucedieron después, cada vez que un destacado representante de cualquier partido que no fuese ANV acudía a votar. “No hay derecho a esto”, se quejaba un ciudadano a la salida de un colegio del barrio donostiarra del Antiguo. Se mostraba furioso por la “falta de respeto” que algunos habían demostrado y por la “impunidad” con que actuaron quienes protagonizaron los episodios más lamentables del día.

Muchos ciudadanos expresaron su malestar por la “pasividad” que mostraron ante los episodios de hostigamiento de la izquierda abertzale los agentes de la Ertzaintza desplegados en los colegios para velar por la seguridad y la ausencia de cualquier tipo de altercado o irregularidad. Aunque hubo para todos los gustos, porque una mujer pidió explicaciones a un ertzaina por su presencia en un colegio del barrio de Sagüés, en la capital guipuzcoana. “¿Tiene usted permiso de la Junta Electoral para estar aquí? Te voy a denunciar”, le espetó.

En Guipúzcoa, muchos aficionados de la Real Sociedad – ayer proliferaron las camisetas del equipo txuriurdin en toda la provincia – fueron a votar por la mañana para emprender después viaje a Pamplona y presenciar allí el partido contra Osasuna en el Reyno de Navarra. Así opinaba José Manuel antes de partir a Pamplona a animar a los pupilos de Lotina: “Si los rojillos [de Osasuna] no nos dejan ganar hoy, les vamos a prohibir que vengan en verano a bañarse a La Concha”. Poco antes de las 19.00, una hora antes de cerrarse los colegios, se consumó la debacle. Este domingo de elecciones pudo dejar sentenciado el descenso de la Real a la Segunda División y aliviar el sufrimiento del Athletic en la recta final del Campeonato tras su victoria ayer.

Hubo una mayor concurrencia de votantes durante la mañana, como suele ocurrir en todos los comicios. Ayer fue más acusada esta circunstancia. El sol y buen tiempo reinante hasta el mediodía elevaron el grado de participación, aunque no se alcanzaron los niveles de hace cuatro años. Por la tarde, el repentino cambio meteorológico, las trombas de agua y el tiempo desapacible retrajeron considerablemente la afluencia en todo el País Vasco.

En los pueblos pequeños, la jornada electoral discurrió con normalidad. Hubo algunas anécdotas, como la protagonizada por la alcaldesa de Irura, Marimi Ugalde, elegida en representación de EH en 1999 y que ha seguido en el cargo hasta ahora debido a que la corporación no se constituyó en 2003. Ugalde acudió al mediodía al Ayuntamiento, donde estaba instalada la única urna del pueblo – once horas de votación para recibir a apenas 950 personas con derecho a voto – , con una bandeja de pinchos que ofreció a los miembros de la mesa para hacerles más llevadero el día. En un colegio bilbaíno se presentó una mujer con libros de poemas para los miembros de la mesa.

En Irún, Milagros acudió a votar a media mañana acompañada de su nieto Haimar, de 14 años de edad. Al joven, vestido de arriba abajo con la indumentaria de la Real, le hacía ilusión “ver la parafernalia” de las votaciones, reconoció la abuela: “Ha entrado conmigo en las cabinas para meter las papeletas en los sobres y después, a votar”. ¿Y quién eligió las papeletas, el nieto o la abuela? “Yo, por supuesto. A él le toca esperar otros cuatro años”.

También votaron por parejas casi un centenar de personas en Hernani. Fue una iniciativa de denuncia promovida por la asociación Amher – SOS Racismo de esta localidad, que realizó un llamamiento a los vecinos para acudir a las urnas acompañados por un inmigrante extracomunitario. La protesta pretendía ceder el voto de forma simbólica a las personas extranjeras que no tienen derecho al sufragio. Sus protagonistas acudieron a los colegios electorales de dos en dos, de forma que el autóctono elegía la papeleta y el inmigrante la depositaba en la urna.

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