Diseños 'made in' romí

Una docena de mujeres de Irun participa en el Taller de Costura que organiza la entidad caritativa

Diario Vasco, MAIDER IZETA/, 27-05-2007

RUN. DV. La actividad en el centro de Cáritas de Irun-Hondarribia es incesante. Como cada miércoles, una docena de mujeres se reúne en este local de la plaza Pío XII para participar en el Taller de Costura que esta entidad caritativa ha organizado para el presente curso. La actividad se enmarca dentro del programa I-Romí, término romaní que se utiliza para designar a la mujer gitana, en el que además de aprender a coser y a crear sus propios trajes, las cursillistas aprovechan el tiempo del que disponen en el local para hablar de sus preocupaciones, inquietudes y problemas.

La mesa del local de Cáritas está cubierta de telas, patrones, agujas, tijeras y demás utensilios de costura. Las mujeres que participan en el curso, trabajan contrarreloj para terminar los trajes que esperan lucir en dos bodas. «Son exclusivos», dice Pilar refiriéndose a las faldas y vestidos que han realizado. «Nuestros trajes son como los de las modelos, son únicos. Y además, ¿los hemos hecho nosotras!».

Antes de iniciar el taller en noviembre del pasado año, los conocimientos que las cursillistas tenían en torno a la costura eran limitados. «Sabían coser botones pero poco más. Les hemos enseñado a coser cremalleras, coger un bajo, coser a máquina… poco a poco van aprendiendo cosas», explica Mari Jose Pérez, monitora del curso de costura. «Les cuesta trabajar en sus trajes porque sólo vienen una vez a la semana, pero les están saliendo vestidos bonitos».

«¿En casa no se creen que los hayamos hecho nosotras!», comenta Mari Carmen mientras da las últimas puntadas a su traje. «Nuestra familia nos ha animado a montar un mercadillo con lo que hemos hecho, pero sacar una licencia para estar en la plaza de Urdanibia es muy difícil y caro».

Aprendizaje

El Taller de Costura no es el único curso que Cáritas ha organizado para estas mujeres. Desde hace cuatro años, la entidad caritativa lleva a cabo diversos programas que se desarrollan a lo del año. «Hemos dado clases de cocina, peluquería y también de informática», explica Marcelina. «Sí, pero de informática fueron pocas clases», replica Mari Carmen. «A mí me gustaron mucho y espero que nos vuelvan a enseñar un poco más. También nos han dicho que nos quieren enseñar primeros auxilios».

«Desde hace diez años, Cáritas tiene un programa de atención a la comunidad gitana», explica Mabel Cenizo, coordinadora del programa. «Hace cuatro, planteamos hacer diversas actividades para mujeres. Buscamos algo que fuera fácil para ellas porque tienen hijos y responsabilidades a las que atender en sus hogares».

Desde entonces, estas mujeres se reúnen en el centro situado en la plaza Pío XII para aprender y también «para tomarnos un café y charlar sobre nuestras cosas», comenta Pilar. Y es que, mientras las clases de los miércoles tienen una finalidad formativa, los encuentros de los viernes se hacen con un objetivo bien distinto. «Nos juntamos para desahogarnos, hablar, contar nuestros problemas y compartir experiencias», dice Mari Carmen.

Sensibilización

Estos encuentros también han servido para que, entre todas, redacten una carta que tiene como fin sensibilizar a la ciudadanía en torno a la comunidad gitana que vive en Irun. «Queremos que nos conozcan antes de juzgarnos», explican en el escrito. «Queremos darnos a conocer, que la gente sepa quiénes somos y cómo somos. Estamos trabajando para sacar a nuestras familias adelante».

«Poco a poco queremos ir cambiando esa imagen que hay en torno a la comunidad gitana», dice Mabel Cenizo. «Es cierto que hay alguna familia que tiene que cambiar, pero la mayoría de la comunidad gitana está haciendo esfuerzos para que las cosas vayan bien y eso también hay que valorarlo».

Uno de los retos que se han marcado es la educación. «Nuestros hijos van a la escuela, están aprendiendo euskera. Quiero que tengan las oportunidades que yo no he tenido», explican Mari Carmen y Marcelina. «Sacan buenas notas y van contentos al cole. Luego también suelen venir aquí, al centro de Cáritas, para que les den clases particulares».

La formación de una persona es importante y ellas lo saben, por eso acuden con tanta ilusión y ganas de aprender al centro de Cáritas. «Venimos muy contentas, nos parece un muy buen sitio para reunirnos y pasar un rato juntas», concluye Marcelina.

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