TESTIMONIOS INMA LÓPEZ AUXILIAR DE ENFERMERÍA. CUIDA ANCIANOS

«Mis jefes me han ayudado mucho»

Diario Vasco, A. A., 27-05-2007

SAN SEBASTIÁN. DV. El 3 de septiembre de 2003 fue «una fecha inolvidable» para Inma López. Después de un viaje agotador desde Honduras, su país natal, y una parada burocrática de tres días en Madrid, Inma llegó sola a Donostia. Al otro lado del charco dejó a toda su familia: a sus padres, a su marido Danilo y a su hija Ángela Betsaida, que entonces tenía tres años. Con sólo 24 años decidió buscar una oportunidad en Gipuzkoa, animada por una amiga de su hermana ya asentada en el territorio. «Ella me dijo que en Gipuzkoa se vivía bien y que se podía encontrar trabajo». Así que no se lo pensó dos veces.

No todo fue fácil, pero Inma dice que tuvo suerte. Motivada y con ganas de «salir adelante», encontró trabajo para cuidar a una señora mayor, a los quince días de llegar a San Sebastián. «Gracias a Dios encontré una familia buena, que me ayudó en todo», cuenta Inma. No fueron los únicos en tenderle la mano. En sucesivos trabajos, siempre «cuidando ancianitos o haciendo limpiezas», la joven se topó con «magníficos jefes», que le trataron como a una más y le asesoraron para obtener su regularización. En julio de 2005, y con los papeles en la mano, consiguió un pasaporte para su hija y su marido, ahora felizmente instalados en el barrio donostiarra de El Antiguo. Fue un sueño hecho realidad: «Conseguir traérmelos me costó mucho. Es duro dejar toda tu vida», admite.

Prosperar y regresar

Hasta conseguir reunirse con su familia, Inma ha tenido que «trabajar muy duro». «Cuando salí de mi país ya sabía que me iba a encontrar con muchas dificultades. Pero estaba muy motivada por el deseo de sacar adelante a mi familia. Vine con el deseo de aprender y de trabajar». Pero reconoce que le ha costado integrarse, en casi todos los sectores. En el laboral, sus aspiraciones se han visto limitadas «a los trabajos que los de aquí rechazan, pero no me importa». Atrás dejó su empleo como auxiliar de enfermería en Honduras. Pero está contenta de «haber sabido dar la vuelta a la página» y de haber comenzado una nueva etapa a la que se ha sumado el pequeño Jon Sebastián, de sólo siete meses. «Su nombre nos recordará la ciudad que nos acogió cuando volvamos a nuestro país». Porque Inma y su familia piensan volver a Honduras. «Las cosas están mal, pero confiamos en que cambiará».

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