SAN JAVIER
SAN JAVIER / «Si no llego a gritar, me mata»
Un anciano de 84 años atracado denuncia la inseguridad en el barrio de San Francisco
La Verdad, , 26-05-2007Volvía de tomarse la manzanilla que cada anochecer le sirven en un bar cercano de la barriada San Francisco, en pleno centro de San Javier, cuando un hombre le cogió del cuello hasta cortarle casi la respiración. «Me dijo ‘¿cómo estás ?’ y trató de empujarme dentro del portal. Si dejo que me meta para dentro y no grito, me mata. Aún me dan temblores», cuenta Pedro Gómez Bautista, el anciano de 84 años que fue atracado la noche del lunes en la puerta de su casa.
Desde entonces, no sale de casa sin una sólida garrota que se ha vuelto inseparable. «Si se me acerca alguno, le doy», dice alzando el bastón. El asaltante ha dejado huella en este anciano del barrio San Francisco que se salvó de males mayores por la ayuda de un vecino que se asomó a la ventana al oír sus gritos. «Ya han pasado unos días y aún me siento mal, estoy como pasmado», dice Pedro, que muestra los arañazos y moratones que le dejó el forcejeo con el atracador, a quien identifica como un hombre árabe. Lo que más dolió a la familia del anciano fue que, según explican, la Policía ni siquiera se presentó en el lugar del asalto.
«Llamamos a las 11.05 de la noche, y a las 12 aún no habían venido, así que llevé a mi padre al hospital Los Arcos para que lo curaran, pero no llegamos a ver a ningún policía», dice Remedios Gómez, su hija. Ella misma formuló una denuncia en el cuartelillo de la Policía local para pedir más vigilancia en el barrio y exponer la ausencia de los agentes. A pocos metros del atraco funciona aún el bar donde hace un par de años le rebanaron la garganta al dueño con una botella rota.
Situación a peor
Según la familia de la víctima y algunos vecinos de la barriada, la falta de vigilancia ha empeorado la situación de estas calles los últimos años. «Aquí no se puede vivir, entre el ruido de la música en algunas casas durante toda la noche, las peleas que se forman en la calle y algunos atracos que ha habido últimamente, la pasada semana a una mujer que le quitaron la cartera cuando iba al mercadillo», denuncia la hija del agredido.
En el bar que regenta en el barrio, asegura haber recibido amenazas de muerte de algunos vecinos. «Cuando cerramos, tenemos que vigilar la calle, porque nos sentimos inseguros», afirma. Los conflictos, según los vecinos, son frecuentes. Hace pocos días, dos menores llegaron al bar llorando y pidiendo el teléfono de la Policía porque un hombre las había acosado en la calle. Los vecinos piden la presencia constante de al menos dos agentes en la barriada para acabar con la inseguridad y atajar posibles problemas de convivencia, ya que además, el problema del alquiler de cocheras a los inmigrantes, continúa en varias calles.
«En una cochera viven varios hombres, pero se han dado casos como el de unos arrendatarios de etnia gitana que vivían en un garaje, terminaron comprando la casa y después pasaron a alquilarles la cochera a unos magrebíes. Esto no termina, y afecta a la suciedad del barrio», comenta un vecino.
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