Tres menores se fugan del centro de Abegondo y matan 40 conejos

La Voz de Galicia, E. Mouzo / A. Castiñeira, 26-05-2007

Tres menores magrebíes se fugaron el miércoles del centro de acogida de Crendes, en el municipio coruñés de Abegondo. Los chavales aprovecharon su escapada para atacar de forma indiscriminada una granja de animales que se encuentra en las proximidades del colegio. De hecho, mataron unos cuarenta conejos y lesionaron gravemente a cuatro caballos que se encontraban en los establos, según consta en el certificado veterinario oficial.


Los menores se ensañaron con los animales. Según el propietario de la granja, Demetrio Calviño, a algunos de los conejos «los ahorcaron con cuerdas, e incluso a otros los sumergieron en un pozo de agua para ahogarlos». Pero lo que más indignó al dueño de la finca fue el tratamiento que le dieron a otros conejos, «abriéndolos en canal, incluidas las crías», subraya Calviño.


Pegamento en los ojos


Los tres menores huidos del centro de acogida también dañaron gravemente a los caballos que se encontraban en las cuadras. El parte de lesiones del veterinario que los atendió recoge que los animales tienen heridas punzantes en las patas, en el lomo y en el cuello. El especialista hizo mención especial a los daños sufridos por la yegua Paca , «con traumatismos y heridas en ambos párpados». Según Demetrio Calviño, los agresores le colocaron en los ojos «pegamento y otros elementos irritantes».


Pero los menores fueron más allá e intentaron matar a todos los animales de la finca envenenando los bebederos con un producto denominado Zotal, un elemento químico que es muy tóxico por ingestión.


Calviño también indicó que los chicos, «dos de ellos parece ser que acababan de llegar de un centro de acogida de Madrid», insultaron a varios vecinos de la zona un día antes de la matanza de los animales «y les amenazaron de muerte», subrayó.


La Guardia Civil de Abegondo se personó en el lugar de forma inmediata. Están realizando diariamente, desde que ocurrieron los hechos, intensas investigaciones y recorridos por los núcleos urbanos y los montes del ayuntamiento para localizar a los jóvenes. Según el propietario de la granja, fuentes próximas al caso le indicaron que «los menores no pueden andar lejos». Sin embargo, tampoco descartan que se trate de inmigrantes ilegales enviados «desde los lugares donde atracan los cayucos» y que tengan «mucho miedo», por lo que su localización puede resultar muy difícil.


La granja de Crendes no se dedica a la explotación de animales. En realidad, su propietario los utiliza para desarrollar una actividad educativa y de ocio para alumnos de centros especiales como Aspace o Santiago Apóstol, entre otros. «Y vienen unos niños y destruyen la ilusión de otros jóvenes», lamentó Calviño.

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