El nuevo Hitler que la AfD no se ha podido permitir

La Vanguardia, , 04-12-2025

Un ejercicio. Imagínese que es nazi y que se encuentra en la asamblea en la ciudad alemana de Gießen para elegir la dirección de las juventudes de Alternativa para Alemania (AfD). Sobre el escenario aparece un candidato totalment desconocido. Media melena, con todo el pelo hacia atrás. Viste un esmoquin azul con solapa negra, combinado con un chaleco y una corbata oscura sobre camisa blanca. Y cuando se pone a hablar, percibe la dicción y los gestos de Hitler, su retórica y aquellas erres que el führer hacía rodar. ¿Pensaría que es el nuevo Hitler? ¿O pensaría que está satirizando?

Si opta por la primera opción, sepa que estará alineado con el 12% de los asistentes al encuentro que lo votaron. Por tanto, habría asumido como cierto que es molesto que llamen a la AfD racista y xenófoba gente que también lo es, y habría dado por buenas estas dos metáforas de este José Mota haciendo de doctor Frankenstein que se hace llamar Alexander Eichwald:

1. “[Los de izquierdas] son aquellos que siempre predican la igualdad, pero solo prefieren a ciertas razas cuando escogen sus mascotas y las adquieren”.

2. Que estos mismos señores de izquierdas “son los que gritan fuerte que las personas nacidas en Alemania son automáticamente alemanas, pero a un cerdo que nace en un establo de vacas, nunca le dirán: sí que es una vaca, y no un cerdo”.

“¡Nosotros, si algo somos, es racistas y xenófobos sin importarnos lo que digan los demás!”, habría rebatido usted mismo como nazi de bien. Pero, claro, las metáforas son sospechosamente atrevidas e hiperbólicas. Sobre todo la segunda, por mucho que como nazi leído, de esos que consultan la prensa internacional, sepa que Vox –un 7 en la escala de Richter del ultraderechismo, ante el 9,5 que marca la AfD– dice aquello de “nacer en España no té hace español". Con la mosca detrás de la oreja cree, entonces, que quizá sí, que el tal Eichwald es un impostor, un infiltrado izquierdoso. Alguien que ha emprendido una acción inteligente para ridiculizar el partido y dejarlo en evidencia.

Está hecho usted un mar de dudas. De hecho, nadie en Alemania lo tiene claro. Allí y en las redes todo quisque se cuestiona si Eichwald si es de verdad, o es un infiltrado del gobierno o un cómico haciendo sátira. De hecho, hay usuarios que dicen haberlo identificado, primero, como becario en la Oficina de Igualdad de Oportunidades en el 2019, y segundo, como Alex Oak, un cantante de hip – hop con material en Spotify. Además, sorpresa: las erres, cuando canta, suenan normales.

O vete a saber si simplemente es uno tarado. “Quizá es un loco, pero, claro, también lo son todos los miembros de ese miserable partido nazi de escoria”, dice @BahrHolger95633. Hay quien cree que Eichwald no finge, como la diputada en el Bundestag por Alianza 90/Los Verdes @LamyaKaddor: “La AfD afirma absurdamente que no tiene nada que ver con los nazis: ¡¡vídeos como estos demuestran lo contrario!!”.

Sea como fuere, el partido lo ha expulsado. Cree que es un infiltrado de la izquierda. Ojo, Eichwald ya está fuera, pero @ClausTahler hace notar que la rama local del partido AfD, que representa a Alexander Eichwald en el Ayuntamiento de Herford, “se ha distanciado de la forma del discurso, pero no de su contenido”…

Quizá Eichwald sea un impostor, pero usted sabe que han sido los gestos, la dicción y la oratoria lo que le ha condenado, y no lo que ha dicho. Incluso la extrema derecha no reconoce su propio extremismo hasta que alguien lo lleva a escena demasiado literalmente. Pero esas erres tan vibrantes que hacía rodar Hitler están presentes aún en la AfD. Alexander Eichwald se las sacude cuando es Alex Oak y canta hip – hop, pero usted, como nazi que sería gracias a este ejercicio que le hemos propuesto al principio, lo tendría crudo para librarse de ellas, por rrrrracista.

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