Mikel Ayestaran: "Israel va a acabar con la vida de dos millones de palestinos en Gaza"

El periodista vasco acaba de publicar ‘Historias de Gaza. La vida entre guerras’ (Editorial Península), una crónica muy personal del genocidio en la Franja que funciona también como un certero análisis histórico y político del conflicto entre palestinos e israelíes.

Público, Jorge Otero, 02-05-2025

Mikel Ayestaran (Beasáin, Guipúzcoa, 1975) ocupa por méritos propios un lugar destacado en la nómina de reporteros de guerra españoles más conocidos de los últimos años. El periodista vasco ha cimentado buena parte de su prestigio profesional en sus informaciones sobre Gaza, un territorio que conoce como la palma de la mano después de visitarlo asiduamente durante 20 años. Ahora publica Historias de Gaza. La vida entre guerras (Editorial Península), un libro que retrata con rigor y mucha sensibilidad la vida cotidiana de los palestinos en su lucha por sobrevivir en medio del horror.

Después de los ataques de Hamás en octubre de 2023, Ayestaran no ha podido entrar en la Franja de Gaza por la férrea censura impuesta por Israel a la prensa internacional. Pese a este obstáculo casi insalvable, el reportero vasco se las ha ingeniado para contar el día a día de una familia palestina, la de su íntimo amigo Kayed, a través de las fotos de los platos que come todos los días. Ayestaran las va subiendo a su perfil de Instagram desde hace un año acompañadas de un breve comentario informativo que siempre aporta contexto. Gracias a esta iniciativa, el reportero recibe este lunes 5 de mayo el premio Ortega y Gasset a la mejor cobertura multimedia.

“Una vez que Gaza entra en tu vida, se queda para siempre”, escribe usted en su libro. ¿Le afecta a nivel personal todo lo que está ocurriendo desde el 7 de octubre de 2023?

Sobre todo, siento impotencia. Gaza es un lugar al que he viajado decenas de veces en los últimos 20 años y desde el punto de vista personal me afecta mucho no poder estar dentro para contar lo que sucede. Tengo una sensación de impotencia muy fuerte viendo toda la brutalidad que está teniendo lugar allí. Es cierto que con nuestro trabajo los periodistas no vamos a poder parar la barbarie, pero quizás si nos hubieran dejado entrar en Gaza podríamos haber ejercido alguna presión, aunque fuera mínima.

¿Tiene la sensación de que al no haber podido entrar en Gaza su trabajo no ha servido para mucho?

Los periodistas hemos contado el conflicto entre israelíes y palestinos en todos los formatos imaginables. Lo último que he probado es Instagram para denunciar el uso del hambre como arma de guerra. Sin embargo, Gaza es uno de esos sitios a los que hay que ir. Hay que vivirlo. Por muchos formatos a los que recurramos, los periodistas tenemos que estar allí para contar y sentir, aunque sea por un segundo, lo que significa la ocupación israelí, lo que significa el bloqueo, para experimentar esa sensación de asfixia.

¿Le ha sorprendido el ensañamiento de Israel con la población palestina en Gaza?

Mucha gente habla de guerra entre palestinos e israelíes, pero yo creo que no es correcto usar ese término. Lo que está pasando en Gaza no es una guerra: estamos ante una venganza en toda regla. A diferencia de otras veces en las que Israel fue el primero en atacar, en esta ocasión fue Hamás quien sorprendió por completo a su enemigo el 7 de octubre de 2023 con un ataque sin precedentes. A partir de ahí, Israel ha utilizado todo el poder militar que tiene en sus manos, incluido el apoyo de Estados Unidos, para cobrarse su venganza a sangre y fuego.

¿Había visto antes un nivel de destrucción parecido?

Lo que está ocurriendo en Gaza no tiene nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora. Aquí no hay absolutamente ninguna línea roja. Israel se las ha saltado todas. Detrás de todo esto subyace la figura de un personaje como Benjamín Netanyahu. Él estaba convencido de que iba a pasar a la historia como el primer ministro de Israel que más tiempo había estado en el cargo y, sin embargo, va a pasar a la historia como el primer ministro de Israel que estaba en el cargo cuando ocurrió el desastre del sábado negro, el 7 de octubre de 2023. Eso es una mancha en su currículum. Netanyahu siente los ataques de Hamás como una afrenta personal, y por eso no va a parar. La gente tiene que darse cuenta de que esto no va a parar.

Netanyahu repite una y otra vez que quiere acabar con Hamás para siempre. ¿Es ese su verdadero objetivo o lo que realmente pretende es expulsar a todos los palestinos de Gaza e incluso anexionarse ese territorio?

Ahora mismo el plan más realista que hay sobre la mesa es el de Donald Trump de expulsar a dos millones de gazatíes y levantar ahí un resort. Aunque suene duro, esa es la opción más realista y creo que vamos en esa dirección.

¿Puede Israel acabar con Hamás?

Hamás ha recibido un varapalo muy fuerte por parte de Israel desde el punto de vista militar en este año y medio. La diferencia de fuerzas es incomparable. Las pérdidas de Hamás han sido enormes en cuanto a milicianos, armamento e infraestructura. Pero esta operación de venganza de Israel no va a acabar con Hamás y tampoco va a acabar con el islam político. Todo lo contrario: va a reforzar el sentimiento del pueblo palestino y su ansia de venganza.

¿La solución de los dos Estados sigue siendo viable?

No, en absoluto. Sobre el terreno, solo hay un Estado, que es el Estado judío desde el río hasta el mar, como dice esa frase tan célebre que repite el Likud [el partido de Netanyahu] una y otra vez. Ahora asistimos a la masacre de Gaza, pero el gran objetivo que tiene el Gobierno de Israel es la anexión de Cisjordania. Yo creo que ese va a ser el próximo regalo de Donald Trump a Netanyahu. La idea de los dos Estados es pura ciencia ficción, sobre todo si tenemos en cuenta la nula voluntad política de la comunidad internacional. No es suficiente con reconocer el Estado palestino. Hay que hacer muchísimo más; hay que dar los pasos sobre el terreno para que ese Estado palestino se pueda consolidar. Y eso no se está haciendo ni se va a hacer.

¿Hemos de abandonar toda esperanza de que algún día se alcance una paz justa y duradera entre palestinos e israelíes?

Nunca habrá paz mientras haya ocupación. Esta operación militar en Gaza no va a traer nada bueno. No va a traer la paz; como mucho tendremos un nuevo alto el fuego. Con el paso de los meses estamos viendo un plan de Israel que consiste en atacar sistemáticamente los centros urbanos, los hospitales, las escuelas… lo destruye absolutamente todo para hacer de Gaza un lugar invivible y expulsar a la población. Es casi una segunda Nakba. Como esto siga así, Israel va a conseguir acabar con dos millones de palestinos en Gaza.

¿Estamos asistiendo a un genocidio?

En estos momentos hay voces muy autorizadas, como la de Enzo Traverso, por ejemplo, que están hablando abiertamente de genocidio por parte de Israel. Además, lo que estamos viendo sobre el terreno coincide con la única definición normativa que tenemos sobre el genocidio, que es la establecida por la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio adoptada por la ONU en 1948. Lamentablemente, el derecho internacional ni está ni se le espera. A mi me parece que no es nada descabellado hablar de genocidio en Gaza.

La clave de todo reside en el papel de Estados Unidos. ¿Cómo se explica usted el apoyo tan absoluto de los estadounidenses a un Estado, el israelí, que incumple el derecho internacional y viola los derechos humanos?

Estados Unidos es el único actor internacional que puede cambiar las cosas en Gaza, pero su política va en otra dirección. Hay que entender que, para Estados Unidos, Israel es política doméstica, no es política internacional. La estrella de Israel es una más dentro de la bandera de Estados Unidos. Y una de las que más brilla. Es verdad que el lobby judío en Estados Unidos no es muy numeroso, pero tiene un gran peso en el terreno económico. En este aspecto, los judíos son una potencia y disponen de grupos de influencia muy importantes que son los que mueven los hilos. La agenda de Donald Trump en Oriente Medio es la de Benjamín Netanyahu. Ahí no hay fisuras.

¿Qué piensa la sociedad israelí sobre lo que está ocurriendo en Gaza? ¿Apoya a Netanyahu?

Netanyahu también va a ser recordado por ser el político que partió Israel en dos. El país está dividido en dos mitades y él es responsable. Sin embargo, el primer ministro ha logrado ganarse el apoyo de los ultranacionalistas y de los ultraortodoxos, que son dos sectores de población muy importantes dentro de Israel. Netanyahu ha girado totalmente su política hacia estos dos sectores porque sabe que la parte más liberal y laica del país no comulga con sus postulados. Ahora goza de un Gobierno estable y tiene una mayoría holgada en el Parlamento. Políticamente puede sobrevivir, pero el país está pagando un precio altísimo: el Gobierno israelí está en manos de políticos sectarios, racistas y fundamentalistas.

¿Cómo afecta eso al país?

En Israel ahora mismo se está produciendo un fenómeno muy curioso: hay muchos ciudadanos que están saliendo del país por esta situación, pero al mismo tiempo está llegando gente muy radicalizada en sus postulados. Eso es algo que se está viendo todos los días. Además, están los colonos, que también son muy radicales. Ese es otro factor clave para entender el cambio en la sociedad israelí. Hasta ahora, los colonos estaban en los territorios ocupados, pero han dado el salto y ahora están al frente del Ejército y de la Policía. Son uno de los poderes fácticos del país y utilizan ese poder para expandir sus ideas.

Y los palestinos, ¿cómo vivieron ellos ese 7 de octubre de 2023 que ya ha pasado a la historia?

En un primer momento, en Gaza ese día se vivió como una victoria militar, como la victoria de David contra Goliat. Era la primera vez que Hamás conseguía romper la jaula después de estar encerrados desde el año 2007. La primera reacción fue de incredulidad, de decir: “¿Cómo ha sido esto posible?”. Todavía yo tengo esa sensación. Pero esa euforia pasó rápidamente: la venganza de Israel ha sido brutal. Los palestinos de Gaza lo han perdido todo.

El día a día en Gaza debe de ser horroroso. ¿Qué hacen su amigo Kayed y su familia para sobrevivir?

Yo hablo con él todas las mañanas. Muchas noches no pueden dormir por los intensos bombardeos. Durante el día, su misión principal es encontrar algo de comida. La familia se va repartiendo las tareas: un hijo va a por agua, otro tiene que buscar leña, Kayed, el padre, va a por latas de comida… Cada uno tiene ya asignada su tarea; pero la principal tarea de los palestinos de Gaza es sobrevivir en el día a día. Desde que Netanyahu rompió de forma unilateral el alto el fuego, el bloqueo de Gaza es total, no entra absolutamente nada. Todo es muy complejo; por ejemplo, cargar un simple móvil se convierte en una tarea titánica que dura horas. Y todo eso ocurre rodeado de bombardeos, muertes y heridos. Nadie en Gaza está a salvo; nadie sabe cuándo le va a tocar. Te puede tocar cualquier día porque en Gaza la muerte es absolutamente aleatoria. De hecho, el hijo mayor de Kayed murió en un bombardeo.

¿De dónde saca el pueblo palestino su capacidad de resistencia?

Mucha gente me lo pregunta. Yo tengo claro que muchos palestinos van a salir de Gaza en cuanto les abran la puerta y les dejen salir. Se van a ir porque quieren vivir.

¿Dónde van a ir los palestinos si salen de Gaza?

No sé muy bien cuál será el plan futuro. Supongo que Naciones Unidas, Cruz Roja o algún otro organismo creará una zona humanitaria en el Sinaí o en algún otro lugar cercano. Después de irse, a los palestinos les tocará vivir un segundo invierno: no hay que olvidar que en Gaza la mayor parte de la población ya es refugiada. La mayoría de los gazatíes son descendientes de los palestinos que perdieron la guerra en 1948. Esto sería una segunda Nakba para ellos.

¿No hay nada que la llamada comunidad internacional pueda hacer, aunque solo sea condenar moralmente a Israel por lo que está haciendo a los palestinos?

La comunidad internacional no va a hacer nada. No va a adoptar medidas ni mínimamente parecidas a las que se adoptaron contra Rusia. Pero esto es la llamada Realpolitik. Con Israel las reglas del juego son diferentes. De hecho, después de año y medio y más de 51.000 víctimas mortales, Israel sigue presentándose como la víctima. Y en Europa, lamentablemente, también se percibe así. Podemos utilizar palabras grandilocuentes para denunciar la crisis humanitaria, el genocidio y todo eso, pero son solo palabras. No se van a tomar acciones concretas para que esto pare.

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