Fascismo y sionismo
Gara, , 21-01-2025Mucha gente tratamos de explicarnos cómo un pueblo como el judío, que ha sufrido un Holocausto, es capaz de estar cometiendo un genocidio con el pueblo de Gaza ante la inmovilidad de los gobiernos del mundo. Cómo es posible que moviéndose los tribunales internacionales, las asociaciones, movimientos sociales y el pueblo llano, no se muevan los gobiernos denominados democráticos.
El estudio y el conocimiento de las cosas pueden darnos luz ante lo que nos encontramos en las noticias, en las redes sociales o en los programas de televisión (leed a Lenni Brenner, judío americano).
Diferentes autores nos señalan como imprescindible diferenciar los términos sionismo, judaísmo y pueblo judío. El sionismo es una ideología y no es sinónimo, ni tiene la misma extensión en el tiempo, que los términos de judaísmo o el de pueblo judío.
El sionismo fue fundado por Theodor Herzl, judío «asimilado» europeo, a finales del siglo XIX. Tenía como objetivo crear el Estado de Israel, primero en Etiopía, finalmente en Palestina. Los primeros judíos sionistas eran contrarios a la gran mayoría de los judíos «asimilados» europeos que deseaban permanecer en sus lugares de nacimiento y que luchaban por sus derechos laborales principalmente en partidos socialdemócratas. Y más tarde lo serían también con los judíos árabes residentes en Palestina que los veían como una interrupción en su lengua, el árabe, y en su forma de vida tradicionales.
Está documentado que el sionismo, no solo no se opuso, sino que colaboró con los regímenes fascistas de Alemania, Italia o España, incluso durante el Holocausto, todo en aras de su gran objetivo. Sus sectores más derechizados y revisionistas participan de la idea fascista de la supremacía racial de crear un Estado étnicamente «puro» y contrario a los matrimonios mixtos, el «superhombre hebreo blanco» en el Estado de Israel, mediante la colonización.
La rama derechista a la que pertenece Benjamín Netanyahu, el Likud, es la más radical en la defensa de este ideal racista. El fascismo sionista ha triunfado en Israel como en su día lo hizo en Alemania, Italia o España, en este último caso eliminando a buena parte de sus conciudadanos.
Así pues, no es que las víctimas se conviertan en verdugos, es que los que hoy ejecutan el genocidio en Gaza participan de la misma ideología fascista-genocida de la Alemania nazi. Y es solo el sentimiento de culpa de Occidente por permitir el Holocausto del nazismo alemán lo que impide, paradójicamente, que un régimen fascista, como el del Gobierno de Netanyahu, cause un genocidio en pleno siglo XXI. Se dan los líderes, la ocasión y los medios para ello. ¿Por qué no lo iban a hacer?
Pero diremos más, las víctimas vicarias del genocidio sionista son el pueblo judío y los derechos humanos. Como dijeron en 1939 los judíos miembros del Socialist Workers Party de New York, la lucha contra el antisemitismo es la lucha contra el fascismo. La lucha contra el antisemitismo es la lucha contra el gobierno fascista de Benjamín Netanyahu, aquí y ahora.
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