La Audiencia Nacional juzga desde hoy a ocho presuntos integrantes de una red que introducía inmigrantes pakistaníes en la Unión Europea, fundamentalmente España, a los que recogían en la frontera entre Bosnia y Croacia y trasladaban hacinados en camiones, poniendo en peligro su vida. Al parecer, procedían del campo de refugiados de Bihac (Bosnia), y se vieron obligados a atravesar a pie los montes que separan Bosnia y Croacia guiados por los pasadores de la organización, para a partir de ahí, iniciar una incierta travesía ocultos en camiones. El tráfico ilícito de migrantes es una preocupación global que bien conoce Gipuzkoa, donde la Ertzaintza ha interceptado en los últimos cuatro meses al menos seis furgonetas con 80 personas a bordo. La última, el lunes pasado, cuando fueron arrestados en Eibar dos jóvenes de 25 años acusados de un delito de tráfico ilegal tras ser interceptados en un vehículo en el que viajaban once personas en condiciones de insalubridad. El gran número de migrantes dispuestos a correr riesgos en busca de una vida mejor, cuando no pueden emigrar por vías legales, brinda una provechosa oportunidad a los delincuentes para explotar su vulnerabilidad. Un gran negocio que se cobra muchas vidas y sigue reportando ganancias millonarias a los delincuentes.