Donald Trump ha llegado a la Casa Blanca con prisa. Quiere aplicar sus políticas cuanto antes y se ha comprometido a firmar cerca de cien decretos en las primeras horas de su mandato. Entre esas medidas destaca la declaración de «emergencia nacional» en la frontera con México para atajar el flujo de inmigración ilegal. El nuevo presidente enviará a las tropas armadas y realizará deportaciones masivas.
Entre las prioridades del magnate figuran el impulso de la industria de la Inteligencia Artificial (IA), la reactivación de TikTok, la reducción del volumen de la Administración y la eliminación de las políticas de diversidad de género en el ejército. En la que Trump define como nueva «edad dorada», dejará barra libre para la extracción de hidrocarburos y gas, sobre todo en Alaska. Promocionará la industria del automóvil y quitará ayudas a los vehículos eléctricos. Y creará una Agencia Tributaria encargada de cobrar los aranceles con los que quiere frenar el auge comercial de rivales como China. También bautizará al Golfo de México como Golfo de América y reclamará la gestión del Canal de Panamá.

Pero, como dejó claro en su discurso de investidura, la inmigración es un punto clave. Declarar la emergencia nacional en la frontera sur le permitirá militarizar la zona y controlar la entrada al país. Además, con esta medida podrá contar con fondos y tropas para poner en marcha su plan de detenciones. Trump anunció que está a punto de comenzar el proceso para deportar a «millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron». Prometió que avanzará en la construcción del muro en la muga con México.