El procés todavía polariza más que el feminismo y la inmigración en Catalunya

La lengua pasa de ser el quinto factor de desencuentro a ocupar el segundo puesto, según la encuesta del Institut Català Internacional per la Pau

El Diario, Marta Aresté Mòdol, 22-03-2023

El conflicto político en Catalunya no está resuelto. El procés independentista continúa siendo el tema que más polariza la sociedad catalana. Así lo refleja la encuesta “Convivència i cohesió a Catalunya”, realizada a 2.050 personas el mes de octubre de 2022 y presentada este martes por el Institut Català Internacional per la Pau (ICIP).

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Para el 61,6% de los catalanes, el procés independentista es un tema de debate con un grado de polarización alto o muy alto. Este resultado, de momento, no preocupa al Institut Català Internacional per la Pau (ICIP), ya que considera que “el nivel de crispación política respeto este tema ha bajado gracias a los acuerdos transversales en los presupuestos de Catalunya y también en el ámbito español”, tal como ha asegurado Kristian Herbolzheimer, director del ICIP, en la presentación de la encuesta.

Las cifras muestran que “aunque el discurso político del gobierno central dice que durante estos cinco años la situación ha cambiado mucho, la realidad no es así. El proceso independentista no está resuelto, viene de lejos y va para largo”, añade Herbolzheimer.

En cuanto a la detección del grado de polarización tanto ideológico como emocional de la sociedad en general, este no cuenta con muchas variaciones respecto al histórico de los resultados de estas encuestas, que se realizan desde 2018. Siguiendo en la línea de las consultas anteriores, los datos muestran que los medios de comunicación y los partidos políticos están mucho más polarizados que la sociedad en general.

Además de la parte ideológica, los valores de polarización emocional también se mantienen estables. El respeto (de 5,5 puntos, en una escala del 1 al 10) y la impotencia (de 4,6 puntos sobre 10) siguen predominando entre las emociones hacia las personas que piensan políticamente diferente. La tristeza y el miedo aumentan un poco respecto 2020, y baja la confianza acompañada de un crecimiento del número de personas que desconfían bastante o mucho del resto de la sociedad.

El segundo tema que polariza más a la sociedad catalana, después del procés independentista, es la lengua, un tema de debate estrechamente ligado al conflicto político catalán. Poco más de la mitad de los encuestados cree que la polarización que provoca la lengua de uso habitual es alta (de 7 puntos o más), por encima de otros indicadores analizados como la clase social, la inmigración o el feminismo.

“El conflicto político es ahora un poco más social y el debate alrededor de la lengua es una representación de este cambio”. Con estas palabras, la coordinadora del sondeo, Berta Barbet, expone que la lengua ha pasado de ser el quinto tema más polarizante a ocupar el segundo puesto, siendo la variable que incluye un incremento de puntos más significativo (pasa de 5,1 puntos a 6,1).

El sondeo analiza otros aspectos como la confianza y la cohesión social y los riesgos y amenazas que percibe la sociedad catalana. El director del ICIP valora positivamente los resultados, pero se muestra alarmado en cuanto a la preocupación generalizada por el aumento del incivismo, percibido como el principal problema de convivencia; y la extrema derecha, que crece de forma exagerada.

Asimismo y en el contexto de la guerra en Ucrania, la mitad de la población cree que el aumento del gasto militar genera más inseguridad que seguridad y que el gobierno español invierte demasiado dinero en ello. “La ciudadanía tiene una percepción de seguridad diferente a la OTAN y el gobierno español, ya que considera el incremento del gasto militar como un elevado factor de riesgo para la seguridad”, detalla Herbolzheimer.

La encuesta sugiere que Catalunya es una sociedad concienciada con la justicia social: preocupada por las crisis económicas, el cambio climático, el mal funcionamiento de la democracia, la desinformación y la desigualdad, entre muchas otras cosas. Asimismo, el director añade que ésta “actúa como una señal de alerta hacia las instituciones públicas y la sociedad en general”.

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