La policía de Londres es sexista, racista y homófoba, según un informe oficial

El Diario, María Ramírez, 21-03-2023

En marzo de 2021, Sarah Everard, una londinense de 33 años que volvía a casa a pie, fue secuestrada, violada y asesinada por un policía que fue condenado después a cadena perpetua. Este enero, otro ex policía fue sentenciado a la misma pena después de haber violado a 12 mujeres y haber cometido múltiples abusos durante años. Estos agentes no eran simples “manzanas podridas” y el fallo en identificar la amenaza no fue accidental, sino reflejo de una policía “institucionalmente” sexista, racista y homófoba, según un informe oficial.

El documento de más de 350 páginas, basado en entrevistas y los datos de la propia policía en una investigación de un año, retrata a una fuerza marcada por los incidentes racistas y sexuales dentro del propio cuerpo policial, negligencia repetida en la gestión de casos que afectan en particular a mujeres, niños y minorías étnicas, y falta de recursos para combatir delitos contra esta parte de la población. 

“La policía metropolitana prefirió fingir que sus propios autores de delitos inconcebibles eran sólo ‘manzanas podridas’ o incluso que no eran agentes de policía”, escribe Louise Casey, la miembro de la Cámara de los Lores nombrada por la propia policía para hacer el informe independiente y especialista en servicios sociales e investigaciones sobre mala gestión pública. “Si estos delitos no pueden llevar a la autorreflexión y la reforma, ¿entonces qué hará falta? Muchos de los asuntos que planteo en este análisis no son nuevos. Descubro que hay racismo, sexismo y homofobia institucional en la policía metropolitana”. 

Casey insiste en el adjetivo “institucional” para subrayar que no se trata de casos aislados, sino un problema de “cultura” más profundo y difícil de atajar sin reformas sistémicas. Incluso plantea que la policía de Londres, la mayor del país, tal vez tenga que dividirse para poder gestionarla mejor. Reconoce que sería una reestructuración de gran calado y dificultad, pero sugiere que si no hay cambios rápido no quedará otra alternativa.

El retrato que hace es el informe es de una policía desconectada de la ciudad que vigila. La mayoría de los agentes son hombres (el 71%) blancos (el 82%) que aprendieron el trabajo cuando el principal problema de Londres eran los robos y la delincuencia callejera en contraste con una ciudad diversa (ahora casi la mitad de la población se describe como negra, asiática o de otras minorías) y donde la violencia de género y contra los niños se ha disparado en los últimos años. Ni el personal ni los recursos se han adaptado a las nuevas circunstancias. Casey menciona casos de kits para la investigación de violaciones defectuosos o mal conservados mientras que los policías de otras unidades tienen “todo tipo de juguetes”, según dijo este martes en una entrevista en el matinal de radio de BBC4. “La policía en general tiene que despertar a la necesidad de protección de mujeres y niños”, insistió. 

Casey pide “una limpieza de la policía” porque la fuerza de seguridad ha perdido la confianza de los ciudadanos en las calles, sobre todo de las mujeres y los hombres de minorías, que son detenidos e interrogados de manera desproporcionada. “La policía tiene que cambiar su relación con londonineses negros en particular. Estoy harta de que los londineses negros no sean escuchados, estoy harta de que sus madres tengan miedo”, dice Casey. 

Lo que se ve hacia afuera refleja lo que pasa dentro, según el informe, que describe casos de asaltos sexuales dentro de la fuerza policial, falta de rendición de cuentas y baja moral en particular de las agentes. El 12% de las policías dicen haber sufrido abuso o acoso sexual en el trabajo y al menos un tercio dice que ha sufrido sexismo. Las investigaciones son a menudo desechadas o escondidas, según el informe. Una agente gay reconocía tener “miedo” de sus propios colegas y múltiples entrevistadas repitieron que sus denuncias no eran tomadas en serio o consideradas una señal de que ellas eran “problemáticas”.

El documento también describe múltiples incidentes racistas que se toman como “una broma” por parte de los jefes, como meter bacon en las botas de un agente musulmán o decirle a un policía de origen indio que “huele a curry”. 

Casey recomienda crear unidades específicas para combatir la violencia contra las mujeres, desmentelar algunos grupos de la policía donde ha habido especial descontrol, revisar los protocolos de denuncia y contratar a más especialistas. El informe también refleja cómo los recortes después de años de reducción del presupuesto por parte del Gobierno conservador han dañado algunos servicios básicos para la comunidad.

El jefe de policía, Mark Rowley, que llegó al cargo en septiembre tras la dimisión de la jefa anterior, reconoce los problemas retratados en el informe y dice que hará “todo lo humanamente posible” para que la policía cambie y seguir las recomendaciones de Casey, aunque evita utilizar la palabra “institucional”. Rowley también pidió perdón a los londinenses por haberles “decepcionado”. Varios cargos públicos aceptaron el sombrío veredicto del informe.

“Tiene que haber un cambio en la cultura y el liderazgo”, dijo el primer ministro británico, Rishi Sunak, en una entrevista en la BBC. “Lo que está pasando es simplemente chocante e inaceptable”.

La policía de Londres depende del Ministerio del Interior en coordinación con el Ayuntamiento de la ciudad. La ministra, Suella Braverman, dijo que la policía tiene “mucho trabajo por hacer” y que el nuevo jefe de policía debe traer “un cambio completo”. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, describió este martes como “uno de los días más oscuros en la historia de la policía metropolitana”.

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