La población inmigrante en edad pediátrica (hasta los 15 años) en algunas localidades o comarcas de Girona, como es el caso de la ciudad de Salt (Gironès) o el Baix Empordà, ha ido aumentando durante los últimos años, mientras que, paralelamente, se ha detectado una disminución del porcentaje de menores vacunados.
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Durante el pasado año 2006, del total de recién nacidos contabilizados en Salt, el 63,65% (303) eran hijos de inmigrantes, mientras que el restante 36,34% (173), lo eran de ciudadanos españoles. El incremento porcentual de la natalidad de inmigrantes durante el pasado año fue también importante en el Baix Empordà, donde esta cifra alcanzó el 44% del total de nacimientos, o en el área de influencia del hospital de Santa Caterina (Girona, Salt, Breda, Cassà de la Selva y Llagostera), donde “el número de inmigrantes, que va en aumento, es ya de casi el 50%”, según el informe de los pediatras del centro.
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Estos datos fueron dados a conocer ayer por pediatras y enfermeras de las áreas básicas de salud (ABS) de Salt y Palamós y del hospital de Santa Caterina en unas jornadas sobre las vacunas en Girona organizadas por los servicios territoriales del Departament de Salut, en las que se analizaron también los cambios en el perfil del paciente pediátrico debidos a los flujos migratorios.
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En los informes presentados por la doctora responsable de pediatría del ABS de Salt, se señala que, en la actualidad, la población de hasta 15 años en este municipio representa un 49% del total. El 75% de esta cifra corresponde a menores de familias procedentes de África, entre las que destacan las de origen marroquí (46,8%), de Gambia (23,6%) y de Senegal (4,6%).
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De manera paralela, los responsables de los servicios pediátricos han detectado también un retroceso en los porcentajes de población infantil vacunada, aunque en este caso esta situación no afecta tan sólo a los inmigrantes. Así, mientras que en Salt en el año 2004 el 89% de los inmigrantes se había vacunado, el año pasado cayó al 73% tanto en el caso de los niños de familias de otros países como respecto a la media global. Algo similar ha pasado con la población infantil de Palamós (Baix Empordà), donde se pasó del 90% en el 2002 al 85,6% del pasado año.
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Por otra parte, los profesionales médicos lamentaron que la prevención “no figure entre las prioridades” de gran parte de este colectivo de inmigrantes y señalaron que si los niños están bien vacunados es más debido a “la voluntad y el esfuerzo” de los profesionales que al interés de los padres".
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Otro de los problemas puestos de manifiesto por los profesionales de la sanidad durante la jornada de trabajo hacía referencia a la poca fiabilidad que en algunos de los casos presentan las tarjetas de vacunación de los menores inmigrantes. Los pediatras aseguran haber detectado incluso casos de falsificación de estas tarjetas sanitarias que han podido detectar tras someter a los niños a pruebas analíticas. Éstas han puesto al descubierto la inexistencia de anticuerpos que deberían haber estado presentes en su organismo si en realidad se les hubieran suministrado las vacunas que figuraban como cumplimentadas en sus cartillas sanitarias. Ante cualquier duda, los profesionales optan por “actuar como si las vacunas no se hubieran administrado”, tal como explicó la responsable de epidemiología de los servicios de Salut en Girona, Neus Camps.
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