MURCIA

Indignación entre los conductores por las presiones de los 'limpiacristales'

Tienen tomados los semáforos y suelen reaccionar airadamente ante una negativa

La Verdad, LOLA LÓPEZ, 17-05-2007

El semáforo de una gran avenida, la carretera de paso hacia el trabajo, la isleta de una rotonda e incluso la salida de la autovía hacia el centro de la ciudad puede servir. Cualquier sitio es bueno para los nuevos trabajadores ambulantes: los limpiacristales, que hacen de los semáforos de las principales vías de circulación de vehículos su particular negocio. Sólo es necesario tener una escobilla con la que arrastrar el jabón que mezclan con agua y que la señal que regula el paso de los vehículos se ponga en rojo.

Desde que llegó el buen tiempo a las calles del municipio, la presencia de una inmensa red de limpiacristales se ha convertido en algo más que frecuente. Sin madrugar mucho, más bien en torno a las 10 de la mañana, estos nuevos operarios ilegales, que en su mayoría suelen ser de origen rumano y magrebí, aparecen cargados de una botella que contiene una mezcla de jabón y agua, y de una escobilla que arrastra el líquido por el cristal del coche. Escapar del afán limpiador de estos individuos es casi imposible.

Una vez en el puesto de trabajo sólo hay que esperar el desfile de coches, que se sucede minuto tras minuto por las carreteras del casco urbano. Así lo han comprobado una redactora de este periódico y un fotógrafo, que en la mañana de ayer salieron por las calles de Murcia para poder probar las denuncias ciudadanas. El primer lugar visitado fue Ronda Sur. Allí no era uno, sino tres los limpiacristales que se apostaban en los diferentes semáforos de la avenida. Incluso uno de ellos, jugandose el tipo, optó por la salida de la autovía para parar a los coches y abordar su luna delantera. Pero la situación se repetía en la Plaza de Castilla, en la avenida Juan de Borbón o en la misma Avenida de la Libertad.

Así la situación, los conductores comienzan a estar más que cansados de esta nueva forma de negocio, pues aunque se les hagan señas de que «no quieres que te limpien», nada impide que el chorro del agua llegue al cristal. Y así, una vez que han dejado la luna delantera del vehículo más o menos limpia, no queda más remedio que rebuscar unas monedas en el bolso y darselas al limpiacristales, aunque sea a regañadientes.

Al cabo del día, el botín con el que se hacen estas redes de limpiadores ambulantes puede ser bastante sustancioso, ya que «por miedo a que te lancen cualquier cosa al cristal, o a te den un palo mal dado, a veces se les da hasta monedas de un euro. Esto cada vez va a más y deberían, al menos, dejar que fuese opcional», aseguraba ayer un automovilista en la Plaza Castilla del municipio.

Mafias que los coordinan

En la mayoría de las ocasiones, el trato que se recibe de estos individuos es en apariencia amable. Sonríen cuando se acercan al coche, y aunque el conductor diga no llevar suelto para pagar la limpieza, pasan sin problemas al siguiente vehículo hasta que el semáforo vuelve a ponerse verde. Aún así, la mayoría de conductores evitan buscarse problemas con ellos, sobre todo por respeto a las posibles mafias que los coordinan, Unos grupos organizados que les cargan en sus mochilas, además de los instrumentos para limpiar lunas, unos cuantos paquetes de pañuelos de papel que no tardan en sacar a la venta si en algún momento la Policía llama su atención y les prohíbe arrojar agua y jabón en los cristales de coches.

El vacío legal hace que los limpiacristales ambulantes campen a sus anchas por lo largo y ancho de las carreteras, ya que en caso de ser avistados por las patrulla de la Policía Local, sólo deberán afrontar el pago de una multa de 36 euros. Y eso sólo en caso de ser reincidentes en la obstrucción de la calzada. Si, por el contrario, se es nuevo en el negocio, todo se queda en tener que vaciar la botella con la mezcla de agua y jabón.

En la mayoría de los casos, el procedimiento que siguen los efectivos de los cuerpos de seguridad es bastante limitado: se encuentran atados de pies y manos ante la situación que arrastran muchos de estos individuos. «La mayoría son gente que procede de países del este o de países comunitarios, y como tienen la documentación en regla no se puede más que cursar una sanción por obstrucción de la circulación», aseguraban ayer fuentes municipales. Pero si, por el contrario, se trata de inmigrantes ilegales, la actuación no corresponde a la Policía Local, sino a efectivos de la Policía Nacional, ya que estarían incurriendo en un delito de estancia ilegal en España.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)