Interior evita la protesta contra el 'Chinatown' del Eixample

El Periodico, MAURICIO BERNAL / PATRICIA CASTÁN, 11-05-2007

Tras una semana de polémica, la concentración – cacerolada contra la proliferación de comercios chinos en el eje de Trafalgar se suspendió, en el último momento, por falta de permiso de la Conselleria d’Interior.
Si por concentración se entiende un apelotonamiento de gente en un espacio público, entonces hubo concentración. Lo que la orden de la conselleria de Interior consiguió fue que no hubiera cacerolada, que no se leyera el manifiesto y que quedaran para otro día los aplausos de apoyo a la familia Mor: a la carnicería de la estirpe le quedan días de vida y en su lugar, adivinan todos, se plantará un nuevo comercio chino. “Son los únicos que pueden pagar el alquiler. La clase obrera comercial no tiene cómo competir contra las fortunas que vienen del exterior”, dijeron.
Por la mañana, la Unión de Asociaciones Chinas de Catalunya había dado la consigna a los comerciantes chinos de cerrar las tiendas por “miedo a represalias”, algo que los vecinos consideraron alarmista e innecesario.
Charo Martínez, portavoz de la Asociación de Vecinos por un Eixample Sostenible, repitió muchas veces que no es cuestión de racismo, sino de planificación, y dijo que ella, los miembros de la asociación y un buen número de vecinos están decepcionados por la “manipulación” que, afirman, ha hecho de todo este asunto SOS Racisme. “No estamos en contra de los chinos, no somos racistas y no somos xenófobos. Lo único que queremos es una planificación del barrio que tenga en cuenta la realidad, la problemática actual”.

ESTÉTICA
Uno de los vecinos fue más allá y explicó que no es solo que se esté acabando el “comercio de barrio” y que en su lugar estén apareciendo cada vez más tiendas chinas – – “casi todas mayoristas” – – , sino que también es un problema de estética. Las tiendas chinas, explican, son, sencilla y llanamente, feas. “Es una estética lamentable!”
En el manifiesto que se repartía entre los vecinos había una referencia a las pintadas xenófobas aparecidas la última semana – – chinos no y no gueto chino; comerç barri – – que ahora decoran la fachada de la carnicería Mor: en resumen, reza la circular, son “fruto del malestar” pero la asociación “no las comparte”. En el interior del local, Vicente Mor explicaba que la carnicería lleva 40 años en el barrio y 10 en el local, y ahora que toca prorrogar el alquiler la propietaria les quiere subir de 1.200 a 2.500 euros. Más del doble. Se trasladan a un centro comercial cercano.
Lo cierto es que no a todos los vecinos les incomoda la proliferación de locales chinos, y algunos – – que ayer miraban, de lejos y discretamente, la concentración – – piden que no se identifique a todo el barrio con la asociación. “No tengo nada ni contra estas personas ni contra que pongan sus negocios en el barrio”, dijo uno. Algunos chinos también miraban de lejos, otros pasaban por entre la gente y cogían una copia del manifiesto. Ninguno quería hablar.

DESCONVOCADA
Tras una semana de polémica sobre el conflicto racista que algunas voces apuntaron, la asociación de vecinos supo que no podría hacer la cacerolada a primera hora de la tarde. Fue entonces cuando los mossos se personaron para alertar a los portavoces vecinales de que serían multados con 40.000 euros, por carecer de permiso de Interior. Los afectados habían comunicado su movilización al distrito del Eixample, que había previsto la presencia de agentes de la Guardia Urbana. Los vecinos decidieron desconvocar, pero tuvieron que acudir a comunicarlo al punto de encuentro.
Por la mañana, el alcalde Jordi Hereu pidió “responsabilidad a unos y a otros” y calificó de “oportunista” la protesta, insinuando que fuera obra de algún grupo de la oposición. “No me creo nada de lo que está pasando”, dijo y defendió una ciudad “mezcla”, sin guetos, y a favor de la convivencia. La Fundació Barcelona Comerç tendió la mano a los chinos para integrarse, mientras el alcaldable de CiU, Xavier Trias, consideró “errónea” la protesta.

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