Basta de tópicos

El Periodico, , 10-05-2007

JOAN Barril

Si alguien nos ofrece dos relojes y nos dice que uno de los relojes es suizo y el otro es de la prestigiosa industria relojera de Etiopía, ¿cuál nos quedaremos? Sin duda el reloj suizo, porque la imagen de marca de aquel país respecto a los instrumentos de precisión es superior a cualquier otra del llamado tercer mundo. Ese tópico industrial también se hace extensivo a los ciudadanos de los distintos países. El tópico sobre la gente es una cadena que han de ir rompiendo las generaciones una tras otra. Los emigrantes españoles que fueron a Alemania o a Francia hace 50 años son hoy clientes de la industria hotelera europea. Los hijos de los emigrantes húngaros fugitivos del comunismo hoy son presidentes de la República Francesa. Y no hace falta ir a esos ejemplos excepcionales. En las próximas elecciones municipales, muchos pueblos de Alicante tendrán un censo distinto, formado por rumanos que ya gozan de su derecho al sufragio. Mientras tanto, para muchos ciudadanos de por aquí, el rumano alimentará el tópico del limpia semafórico. La vida se alimenta de tópicos, pero la carpeta de los tópicos está demasiado llena.
En los últimos días hemos asistido a una sutil destilación de la creencia por la que el pasaporte otorga capacidades o incapacidades. Una tragedia en Salt en la que dos jóvenes perecieron en aguas del Ter nos ha sido ofrecida con el matiz de la nacionalidad hondureña de las víctimas. ¿Presupone que Honduras no está preparada para el agua? ¿O tal vez que el río Ter discrimina a los que se atreven a bañarse en sus aguas? Ayer apareció en una cafetería barcelonesa el cuerpo malherido de su propietaria. La cafetería se consideraba a sí misma una cafetería esotérica. Lo que no era en absoluto esotérico era el cuerpo gravísimo de la víctima. Más de lo mismo. Esta semana se ha convocado una manifestación para evitar que los comercios chinos se instalen en la Dreta del Eixample de Barcelona. Las tiendas chinas no son un puticlub. Se trata de tenderos, con sus peculiaridades. Si no pagan sus impuestos, ya vendrán las inspecciones. Pero si todo está conforme, la libertad de comercio les ampara. A veces, demasiadas veces, creemos que los únicos relojes buenos son los suizos.

Rumor en las vías

Un tren pequeño ha cruzado el país solo para comprobar que las vías estaban en su sitio, que son paralelas y que algún día se encontrarán en el infinito. La mirada popular ha contemplado el paso lento de ese tren que pronto va a ser vertiginoso. Del AVE nos separan unos meses, pero la mirada es la misma que hace 160 años, cuando en el Maresme la gente se debía agolpar para ver el paso del primer convoy entre Barcelona y Mataró. La vida del tren continúa siendo la misma. Lo que ha variado son las expectativas y la fascinación. Así son las cosas en el estrecho país del AVE. Todo son esperanzas y todo es incierto. Probablemente los que anteayer contemplaban ese tren pequeño y lento jamás subirán a la alta velocidad. Pero era un juguete del futuro. Eso es lo que nos gusta: el futuro. El tren aún es el futuro. ¿Quién lo hubiera dicho desde hace tantos años?

Despensa

Si alguna vez la vida nos da un amigo dulce, una amiga firme, un compañero fiel, no les devoremos. Habrá que conservarles para vencer la soledad.

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