Versos del continente negro

Los poetas africanos compartieron con los hispanos el escenario del Palau

La Vanguardia, , 10-05-2007

ROSA MARIA PIÑOL – Barcelona

Autores de Burkina Faso, Costa de Marfil, Jamaica, Senegal y la Cabilia recitaron sus poemas
La poesía africana se dejó oír ayer en Barcelona. Más exactamente, un fragmento del vasto y variado mosaico de culturas del continente negro, fue traído a la capital catalana por el Festival Internacional de Poesia. Como había dicho el día anterior Víctor Obiols, su coordinador, “no hay una África, sino muchas, y es imposible representarlas a todas; es un continente lingüística y culturalmente muy variado”. Fueron pinceladas de este mosaico, pero significativas: poetas de Burkina Faso, Senegal, Costa de Marfil, Jamaica y la región argelina de Cabilia. En la primera parte, y como contrapunto, pudieron escucharse poemas de cinco autores de nuestro ámbito más próximo.

El festival – con un Palau de la Música una vez más lleno a rebosar- cerraba la semana Barcelona Poesia. La música acompañó en todo momento al verso: el bajista de Zimbabue Steve de Swardt y el guitarrista mozambiqueño Tchika Fernando aportaron introducciones musicales a cada uno de los poetas. El maestro de ceremonias, Víctor Obiols, optó por presentar a los bardos con un poema propio, compuesto “a la manera de Foix” a partir de los nombres de todos ellos.

El recital se inició con la voz más joven, la valenciana Àngels Gregori, con sus versos frescos y desinhibidos, a veces nostálgicos de la aún reciente adolescencia, con homenajes a Vinyoli y a sus paisanos Estellés y Piera. La siguió el catalán Jordi Valls, que leyó poemas de su libro Violència gratuïta,con el que ganó los Jocs Florals el año pasado, así como el inédito Revolució,una subversión el orden de las cosas cotidianas. La gallega Yolanda Castaño ofreció muestras de su “verso visionario y su embrujo de aire céltico” (al decir de Obiols) en varios poemas de corte autobiográfico: “Esos minúsculos y dichosos pedacitos de espejo roto que soy”.

Recitaron a continuación dos poetas catalanes “de Ponent”. El veterano Pere Rovira, que empezó con un homenaje a Baudelaire, se hizo aplaudir con su Blues de la Rosie Roberts y evocó la figura de su padre en la guerra civil en el poema El milicià.Y Dolors Miquel, que divirtió al público con sus versos rítmicos, onomatopéyicos, irónicas imágenes de la vida cotidiana enraizadas en sus orígenes y teñidas de vanguardismo. El mexicano Francisco Segovia cerró el grupo de los poetas en lenguas hispanas recitando poemas de corte clásico de forma salmódica y sin nervio.

La primera voz africana en sonar en el Palau fue la de un blanco, el argelino de la región de Cabilia Ferhat Mehenni. Autor comprometido y cantante contestatario, fundó el Movimiento por la Autonomía de Cabilia y es un “militante” permanente de esta lengua. Recitó sobre la colonización y el exilio ( “El Occidente desdeñoso les cierra la puerta en las narices. ¿Por qué se han escapado de la muerte si después se les niega el vivir lejos de los dictadores?”), y no dejó de cantar a su región y a su lengua: “En el país de las piedras cantarinas se oye hablar cabil, lengua viva de los hombres libres”.

El festival presentó a dos destacados poetas africanos de expresión francófona: Tanella Boni, de Costa de Marfil, y Amadou Lamine Sall, de Senegal. Boni ofreció fragmentos inéditos de su libro La pluie aussi a son mot à dire,alusivos al amor, el sexo y la condición de la mujer. “Las poetas de mi país escribimos sobre los problemas con nuestros maridos, las relaciones entre los seres humanos, la amistad y al amor, los problemas de los niños y los conflictos del mundo”, explicó el día antes en rueda de prensa. Lamine Sall, poeta elogiado por Leopold Senghor y muy conocido en su país, trufa sus extensos poemas de escenas de amor e imágenes eróticas, pero no olvida la denuncia política: “Los príncipes de este país lo han devorado todo, lo han robado todo, se lo han comido todo, se han comido la raíz, hasta las piedras que bordean la raíz, y en su ansia se lo han comido todo crudo, hasta el último alfabeto de este país”.

Quedaron para el final los dos poetas más vistosos. Nouma Diakité, maestro de la caza y de la música de los cazadores de Burkina Faso, canta de memoria en lengua diolá, y acompañado de su instrumento goni, principalmente composiciones de su padre, Moussa Diakité, transmitidas de forma oral. La reflexión sobre la muerte estuvo presente en sus cantos (El viejo forjador,El día que yo muera,La muerte prematura),ya que es una idea constante en la vida de todo cazador.

Cerró el recital un poeta y cantante de la diáspora, el jamaicano Linton Kwesi Johnson, que vive en Inglaterra y que se define como el poeta del raggae.Uno de los poemas que recitó, Cinco noches de sangre,evoca los violentos incidentes ( “madness, madness, war”) ocurridos en Londres a principios de los setenta contra jóvenes activistas negros.

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