LORCA

«Víctor papa, Romeo 40»

'La Verdad' comparte una noche de vigilancia preventiva en las pedanías con la Policía Local El patrullaje incluyó las zonas agrestes de los campamentos de inmigrantes desmantelados

La Verdad, PILAR WALS, 05-05-2007

El próximo día 19 se cumplirán dos meses del dispositivo policial, sin precedentes en la Región, que integrado por 250 agentes, logró desmantelar los 18 asentamientos ilegales de inmigrantes en los montes de la pedanía de Ramonete. Desde entonces, día y noche, varias patrullas de la Policía Local recorren las zonas agrestes donde se encontraban esos emplazamientos para evitar que vuelvan a ser reconstruidos.

Un equipo de reporteros de Punto Radio, La Verdad y de Canal 6 compartieron en la madrugada del pasado jueves una noche de vigilancia preventiva, lo que en el argot policial se conoce como un Víctor papa. Por esa noche, el nombre en clave de la patrulla con la que viajamos es Romeo 40, con la que iniciamos el patrullaje en la Plaza de Calderón de la Barca a las 22 horas.

Romeo 40 lo conforman dos agentes, Pedro Méndez, que lleva 25 años en la Policía Local, y Salvador López, con apenas 2,5 años de servicio. Pedro conduce mientras cuenta que para trabajar en el turno de noche «hay que venir descansado». La siesta, dice, «es obligada, porque si no la noche te puede». Conduce a 10 kilómetros por hora con el fin de no perder detalle de todo lo que sucede a su alrededor. «Más rápido es imposible ver si los cajeros de los bancos o las máquinas expendedoras de bares y restaurantes están violentadas», relata.

ABIERTO COLEGIO PURIAS

22.30 horas

La pedanía de Purias es la primera que patrulla Romeo 40. Todo parece está tranquilo mientras la lluvia no cesa de caer. Hasta en cuatro ocasiones recorren la antigua carretera de Aguilas. «Aquí hay que estar despierto porque han robado en varios bancos y cajas y han violentado algunos bares y restaurantes», cuentan.

Las zonas de viviendas diseminadas también son recorridas palmo a palmo, detectándose en la ermita de Felí un vehículo sospechoso. Después de abandonar el coche patrulla observan que todo está normal, pero antes de volver a él, se cercioran de que todo está en regla en un restaurante cercano. «Las cancelas están cerradas», le dice Pedro a Salvador.

Poco después, al pasar por el colegio de Purias se dan cuenta que la puerta de entrada está abierta. Paran el vehículo y se adentran en el patio del centro escolar con linternas para ver si hay alguna puerta abierta. De allí, se dirigen a Altobordo donde se encuentra la residencia de Asprodes. Hacen un alto en su entrada principal y recorren la zona andando. «Todo está tranquilo», señalan.

La lluvia no ha cesado de hacer acto de presencia en toda la noche, ni siquiera cuando acuden al Centro Integral de Seguridad de Purias de reciente apertura. Allí, los vecinos comparten unos minutos de charla con los agentes. Toda la conversación gira en torno a la seguridad. Los vecinos están satisfechos con la apertura del centro.

CONTROL POLICIAL RAMONETE

00.29 horas

Después de patrullar por la carretera de Pulpí Romeo 40 se dirige a Ramonete. Lo hace por la autovía de Aguilas que prácticamente no tiene tráfico a esta hora. En el casco urbano de esa pedanía no hay un alma. Sólo permanece abierto el bar La Taberna de Rosa en cuyo interior hay varios clientes.

Pasado el kilómetro 15 aparece la patrulla que esa noche está de guardia en la zona. Junto a ellos, se dirigen hacia el poblado de Puntas de Calnegre. Por radio hablan sobre cómo va la noche, mientras pasan delante del albergue municipal. «Está todo muy tranquilo. No suele haber nadie por la calle, sólo unos vecinos que viven a la salida y que a veces nos saludan cuando estamos de guardia nocturna». Abandonan el vehículo y revisan la única calle de la población. Optan por poner un control policial de vehículos.

«Es algo rutinario», aseguran, que «solemos hacer sin previo aviso», añaden. Tras unos minutos aparece un vehículo. A su conductor le solicitan que se identifique: «Buenas noches, es un control rutinario, no se preocupe». examinan los datos y los verifican, para solicitarle que abra el maletero del vehículo. «Todo está bien, muchas gracias», lo despiden.

Durante algunos minutos no se vuelve a ver un alma por el lugar. Al fondo, se oye el mar. Ha dejado de llover y en todo lo alto del cielo hay una gran luna que ilumina la oscuridad que había hasta el momento: «También patrullamos por la playa, solemos dar una vuelta a toda la zona para ver que no hay nada anormal», explican.

ENTRE LOS INVERNADEROS

00.40 horas

Es el momento de iniciar un recorrido por la zona de las montañas de Ramonete donde hace unas semanas se llevó a cabo la operación policial. Los dos vehículos policiales se adentran por una de las ramblas. A uno y otro lado sólo se pueden contemplar los invernaderos que brillan a la luz de la luna. La velocidad es casi mínima porque todo está lleno de baches y piedras.

Camino de la zona conocida como Los Martínez vemos al fondo una luces. «Son las farolas que iluminan un cortijo cercano». Junto a él, se desmantelaron hasta diez chabolas. Ahora, no hay ni rastro de ellas, sólo quedan unas viviendas de obra donde viven inmigrantes, en su mayoría magrebíes, que duermen a esta hora, ya que ni siquiera se ve luz en el interior de sus casas.

POR LAS MONTAÑAS

00.40 horas

El patrullaje continúa por las montañas de Ramonete. A uno y otro lado sólo se ve oscuridad y grandes barrancos, por lo que conducen con cuidado para evitar un accidente. Estacionan el vehículo y encienden las luces situadas junto a las sirenas del coche patrulla. Se ilumina todo lo que hay alrededor, lo que permite que los agentes puedan visionar mejor la zona donde se situaban los campamentos de inmigrantes ilegales. «Aquí había unas 80 chabolas que fueron demolidas», relatan.

El único rastro que queda de los asentamientos son un par de calcetines, una tetera desvencijada y dos contenedores de color azul en los que podrían haber almacenado agua para su uso.

VIGILANCIA DÍA Y NOCHE

01.20 horas

Testigo de excepción en esta noche de patrullaje es también el alcalde, Leoncio Collado, que ha querido conocer la labor que realiza la Policía Local. Collado, cuenta que «no es la primera noche que lo hago, suelen llamarme varias veces a lo largo de la madrugada para contarme si ocurre algún incidente». Recorre los terrenos donde se encontraban los campamentos ilegales mientras explica que «constantemente se vigilan para que no vuelva a colocarse ni una sola chabola». A la pregunta de si se han observado nuevos asentamientos cuenta que «no, pero tampoco lo permitiríamos».

Dice que muchos emprendieron la marcha días antes y en los sucesivos al desmantelamiento. El centro de operaciones del dispositivo policial de aquel día se ha convertido en base de la Policía Local en la zona. Mientras lo recorre a pie junto al jefe de la Policía Local, Juan Amorós, determina que «estamos pensando en vallarlo todo, el centro médico, el dispensario farmacéutico y el centro integral de seguridad».

En Ramonete, efectúan una parada para tomar café. Con su dueño, Paco, charlan de cómo está la situación. Asiente que «está la cosa más tranquila» desde que se llevó a cabo la operación policial. Muchos optaron por marcharse para no volver, cuentan.

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