CCCBEl abre una muestra sobre los 226.000 kilómetros de fronteras que hay en el mundo

La muestra Fronteras aborda la paradoja de un mundo cada vez más interrelacionado que, sin embargo, no deja de levantar más muros y fronteras que en cualquier otra época

La Vanguardia, , 04-05-2007

FRONTERAS

CCCB. Montalegre, 5. Barcelona. Tel. 93-306-41-00 Hasta el 30 de septiembre

JUSTO BARRANCOBARCELONA

El muro que parte las playas de Tijuana está hecho con las planchas que usó el ejército de EE. UU. en la guerra del Golfo
El mundo se ha hecho más pequeño: su espacio se ha comprimido y su tiempo se ha acelerado gracias a las nuevas tecnologías. Hay más roce entre la gente y más intercambios comerciales que nunca. Y, sin embargo, en el mundo existen hoy 226.000 kilómetros de fronteras. Pese a que el siglo XX es el que ha alumbrado el proyecto de la Unión Europea, que disuelve barreras, es también el siglo que más fronteras y muros ha levantado. Hasta el punto de que las fronteras son “el tema central del mundo en el que vivimos”, recordó ayer Josep Ramoneda, director del CCCB, al presentar la exposición que dedica su centro a explorar este tema.

Coproducida junto al Museo de las Confluencias de Lyon, Fronteras recorre a través de la fotografía esas líneas muchas veces dibujadas con escuadra y cartabón sobre el mapa, alrededor de las cuáles vive mucha gente, que quedan a un lado o al otro más o menos arbitrariamente. Fronteras que son objeto del deseo de unos – de atravesarlas-, de la preocupación de otros – de fortificarlas para defenderse de los emigrantes o enemigos-y de los planes geopolíticos de algunos más: de reconfigurarlas étnicamente tras la correspondiente limpieza como quizá suceda en Iraq, avisó Ramoneda.

En Fronteras la emoción de la fotografía se mezcla con el análisis de los textos de periodistas, geógrafos – está comisariada por Michel Foucher y Henri Dorion- o sociólogos, todo expuesto sobre una línea negra que, diseñada por Enric Massip a modo de frontera dentro del propio CCCB, se quiebra, choca con los muros del centro o, cuando muestra las imágenes de Cisjordania, deja un pasillo estrecho para el paso como el que encuentran los ciudadanos palestinos.

Las imágenes son, sin duda, más elocuentes que los textos: las del muro palestino, con un hombre caminando entre los montones de largas tiras de hormigón apiladas para ir construyéndolo o las de los niños escalándolas una vez colocadas; las de Cachemira, tan hermosa como atormentada; las del largo y penoso viaje del camerunés Kingsley a través de Nigeria, Níger, Argelia – el Sahara- y Marruecos hasta España y Francia. Pero a veces los textos completan las imágenes de manera sorprendente: el muro que separa a Estados Unidos de México partiendo incluso la playa de Tijuana y entrando en el mar está construido con las planchas metálicas que usó el ejército de EE. UU. para que aterrizaran sus aviones durante la guerra del Golfo. Entre tantas fronteras, no falta un apartado dedicado a los nómadas, singularmente al pueblo romaní, del que se evoca con una efectiva instalación su particular frontera, el lomo de un caballo.

En el tramo final, según explicó Jordi Balló, jefe de exposiciones del CCCB, el centro ha añadido a la muestra que se vio en Francia una peculiar instalación que quizá acabe mostrándose en los lugares que enfrenta: se trata de una larguísima fotografía del Malecón de La Habana ante otra de igual longitud de la zona de Ocean Drive de Miami, que plantea no pocas dudas. Y tras Cuba y EE. UU., Europa, a través de la imagen de Melilla, “entendida como idea de esa isla que es Europa”, explicó Balló. “Una fachada marítima moderna, acogedora, sin problemas, y, al otro lado, un muro construido con hierro”.

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