cine y emigración

¿Y si África fuera el mundo rico?

Un filme beninés hace que los europeos emigren en masa al ´paraíso africano´

La Vanguardia, , 04-05-2007

Un filme beninés hace que los europeos emigren en masa al ´paraíso africano´

CARLA FIBLA – Tarifa

El director Sylvestre Amoussou logra transmitir la dureza de los prejuicios racistas que hoy reciben los subsaharianos en Europa
Conductores de taxis o camiones de reparto, basureros, asistentas del hogar… Todos ellos tienen la piel clara e intentan abrirse paso en un país cualquiera de los Estados Unidos de África. En menos de treinta años, el Viejo Continente sucumbe ante el derroche y la falta de previsión económica, y su población se ve sumida en el paro, carece de los recursos mínimos y de poder adquisitivo, mientras que al otro lado del estrecho de Gibraltar, o frente a las islas Canarias, la próspera y desarrollada África crece gracias a la unión económica de los estados que la forman. Las largas colas de potenciales inmigrantes desesperados cambian de color: ahora son los blancos los que suplican un visado mostrando sus calificaciones y asegurando que serán beneficiosos para África. La impotencia ante el rechazo categórico, sin miramientos, es padecida esta vez por los europeos, quienes, frustrados, recurren al tráfico ilegal de personas para alcanzar el paraíso africano.

En este mundo imaginario creado por el director de cine beninés Sylvestre Amoussou, de 43 años, se intercambian los papeles, para obligarnos a reflexionar. Su filme Africa Paradis abrió el viernes pasado la cuarta edición del Festival de Cine Africano de Tarifa, se estrenó hace dos meses en París y llegará a las salas españolas próximamente.

Sin necesidad de plasmar la cruda realidad con la que se enfrentan miles de subsaharianos en su periplo hasta alcanzar las costas europeas, los personajes de Africa Paradis viven la angustia del viaje clandestino (en avión en lugar de cayuco), la llegada a un centro de internamiento limpio y agradable, y un trato humano y distendido de las autoridades africanas, que, al comprobar que carecen de papeles, procederán a su expulsión.

A pesar de las carencias técnicas del largometraje, con notables problemas de guión, Amoussou logra transmitir en sentido opuesto al habitual los prejuicios racistas con los que se enfrentan los subsaharianos en su intento de integración en Europa. Desde el mito de que los negros (los blancos en la película) se comen a los niños blancos (negros), a la supuesta inferioridad de etnias, o incluso a que todos los negros (blancos) son físicamente iguales. “África para los africanos”, proclama el líder del Partido Conservador durante el debate parlamentario sobre una ley que permita a los europeos obtener la nacionalidad africana y optar a un trabajo digno. Son discusiones actuales que desafían no sólo a los que no creen en la mezcla y la integración, sino sobre todo a los que creen que otorgar derechos a los inmigrantes minará su futuro.

Amoussou maduró durante diez años Africa Paradis.Emigrante en Francia desde hace más de veinte años, donde se ha casado y creado una familia, está convencido de que la solución está en el equilibrio entre los lugares pobres con los más desarrollados del continente. Además de una apuesta por el respeto y la igualdad, su película se atreve a mostrar el doble rasero de algunos políticos africanos – europeos en la realidad- que potencian la división entre los inmigrantes para controlarlos. En esta obra de ficción hay comprensión hasta para las despedidas entre inmigrantes.

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