«Cuando la Sanidad pública empezó a llamar usuarios a los pacientes cambió la forma de ejercer la Medicina», reflexiona Inmaculada Zuzuarregui, ginecóloga guipuzcoana con 28 años de ejercicio profesional. «Entraron entonces conceptos más economicistas que han modificado el sistema», dice, aunque destaca que «la mayor parte de los médicos» mantiene una relación de confianza con el paciente «que está en la base de la salud».

Zuzuarregui, que compagina la medicina con una intensa actividad como atleta amateur, considera que se ha avanzado mucho en los medios técnicos «pero también hemos retrocedido en otras cosas, como la desaparición de los centros de planificación familiar, por ejemplo». Y lamenta también que los edificios sanitarios hayan quedado obsoletos. «Se han construido polideportivos, estadios o palacios de congresos, pero los hospitales o ambulatorios se han quedado viejos en muchos casos».

Macu Zuzuarregui confiesa que quiso ser médica por un ideal romántico que mantiene en buena medida. Pese a todo. «Aunque da vergüenza hablar de dinero, pienso que los médicos están mal pagados, y eso es más evidente aún en el caso de los jóvenes», opina. «Los jóvenes médicos llegan a trabajar muy bien preparados y habría que cuidarles. Creo que el trabajo de médico es maravilloso y tiene que recuperar el respeto social que merece», añade. Y recuerda: «La Sanidad no tiene que ser rentable, sino eficaz».

Como ginecóloga se ocupa «del nacimiento a la vida, lo más bonito». Y asegura que desde su consulta ha visto cambiar la sociedad. «Ahora vemos, por ejemplo, la llegada de la inmigración. El otro día estaba revisando a una paciente china, en el pasillo había una mujer saharaui con su velo y en la sala de espera una chica sudamericana y otra subsahariana. Ese cambio social nos está abriendo la mente a todos».