MEDICINA / Miembros de minorías étnicas de EEUU recurren a estas operaciones para sentirse más integrados / Los asiáticos se cambian los ojos y los afroamericanos, la nariz

Cirugía plástica para 'borrar' la raza

El Mundo, ROSA M. TRISTAN, 02-05-2007

Borrar a golpe de bisturí los rasgos de la raza o la etnia para ser mejor aceptados en el nuevo entorno. La cirugía estética como fórmula de la integración social es uno de los instrumentos que está en auge entre los inmigrantes y minorías de Estados Unidos, según se ha detectado en las consultas de numerosas clínicas especializadas. Orientales que quieren unos ojos más grandes y menos rasgados; afroamericanos que desean trocar su nariz chata por otra de molde caucásico, indios que se retocan el rostro para difuminar su origen.


El fenómeno está extendiéndose peligrosamente, según reconoce el profesor Toriumi, profesor de cirugía plástica en la Universidad de Illinois de Chicago, experto en rinoplastias. «La nariz caracteriza a menudo los orígenes y cambiar sus características, para muchos, significa sentirse más integrados socialmente», asegura el médico, en declaraciones al diario italiano Corriere della Sera.


Los datos de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica confirman su afirmación: de las 11 millones de intervenciones que se realizan en EEUU al año, tres son de pacientes hispanoamericanos, afroamericanos y orientales. Muchos de ellos argumentan que quieren «borrar la marca étnica».


Si entre los afroamericanos el molde que triunfa es la nariz aguileña, entre el 90% de los asiáticos son los ojos de mirada abierta. En definitiva, el modelo del blanco occidental, que es el que ostenta el poder económico, social y político en el planeta.


Así, aunque recurrir al quirófano para ocultar la raza no es un fenómeno nuevo, sí lo es su objetivo final. En los primeros años del régimen nazi alemán, muchos judíos se operaron la nariz que les identificaba como hebreos para pasar desapercibidos y, quizás, salvar la vida.


«Ahora lo que pretenden los inmigrantes es ser aceptados, facilitar su adaptación a otro entorno, y la sencillez de este tipo de intervenciones quirúrgicas se lo pone muy fácil», explica el psiquiatra José Luis González de Rivera, que acaba de presidir en Madrid la III Reunión de Psicosomática del Estrés en la Fundación Jiménez Díaz. Una de las ponencias del encuentro versó, precisamente, sobre el estrés que sufren los que viven en un país y cultura ajenos.


Este experto explica que los inmigrantes son personas que no encajan en su lugar de origen por falta de recursos económicos, por sufrir una persecución política o su propia personalidad. «En general, tienen ganas de mejorar y son arriesgadas, atrevidas; si para lograr este objetivo deben cambiarse unos rasgos del rostro, lo harán. Para ellos, la identidad psicológica es más importante que la física y, encima, operarse está de moda en los países a los que llegan y es muy sencillo hacerse el cambio», argumenta.


Hay quien ve en el archiconocido rey del pop Michael Jackson el precursor de este afán transformador: el cantante borró todos los rasgos que son característicos de la raza negra y una enfermedad de despigmentación de la piel, el vitíligo, ha hecho el resto.


De hecho, los intentos de aclararse la piel con tratamientos de toda índole son habituales entre muchas mujeres africanas, deseosas de tener una piel más parecida a la de las blancas. En algunos países de Africa Occidental hay un auténtico negocio en torno a estas cremas que, por lo general, les dejan el rostro de un color anaranjado, sin vida e incluso escamado, cuando no tienen problemas dermatológicos mucho más graves. Además, se ha puesto de moda el teñirse el pelo de rubio.


Modelos anglosajones


También otros factores han dejado su huella en los rostros. El escritor norteamericano, de origen vietnamita, Andrew Lam, autor de Sueños perfumados: reflejos de la diáspora vietnamita, señalaba en un artículo reciente cómo, hasta hace poco, todos los cirujanos plásticos de Estados Unidos tenían el ideal anglosajón de la belleza como objetivo, sin hacer distinciones raciales entre los pacientes y al margen del objetivo que había llevado a cada persona al quirófano, que bien podía ser un accidente y un ánimo de cambiar de estética.


Esas transformaciones, sin embargo, no habrían sido voluntarias, como sí ocurre con las que realiza Toriumi. Es este fenómeno el que la presidenta de Médicos del Mundo, Teresa González, define como «un horror».


La ONG lleva muchos años trabajando con inmigrantes de otras razas tanto en España como en sus países de origen. «Los que recurren a estas intervenciones han caído en lo mismo que ven en nuestra sociedad, donde todas las jovencitas quieren parecerse a las modelos famosas. En el fondo, ese cambio físico es una pérdida de las raíces porque significa que lo tuyo no vale, que no sirve en la sociedad porque son diferentse. Lo que habría que defender es la belleza del mosaico», denuncia González.


De momento, los especialistas españoles no lo han detectado en España, donde la inmigración es un fenómeno reciente.


LA ‘OCCIDENTALIZACION’ DE LOS ROSTROS.


Estas imágenes muestran la transformación de los rostros de tres pacientes del doctor Dean Toriumi que pertenecen a minorías étnicas en EEUU. Al primero, de origen indio, le operó la nariz. A la segunda, afroamericana, le practicó una rinoplastia y un retoque en el mentón. Y a la última, de origen asiático, le logró camuflar los rasgos típicos de su raza con unos retoques de nariz muy evidentes. El médico también se dedica a corregir los errores quirúrgicos que han cometido otros colegas y, en los últimos años, ha reparado numerosos tabiques nasales dañados por la cocaína.

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