Los 89 sin papeles rescatados por el pesquero español Segundo San Rafael y que desembarcaron el jueves en el puerto de Dakar (Senegal) llevaban 28 días de travesía y fueron abandonados por el patrón del cayuco a las 10 jornadas de viaje.

La embarcación permaneció numerosos días perdida en alta mar y estuvo a punto de hundirse, ya que tenía varias vías de agua, si no llega a ser por el auxilio del pesquero vigués. Los inmigrantes relataron ayer su calvario a la coordinadora del programa de gestión de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en Senegal, Isabelle de Goussencourt.

«Han vivido el horror. Han aguantado 28 días de travesía sentados y sin poderse levantar porque desestabilizaban la barca. Curiosamente, lo peor fue luchar contra el sueño, ya que estuvieron muchas horas sin poder dormir. Sólo a las cuatro mujeres que viajaban a bordo del cayuco se les permitía tumbarse y descansar», aseguró ayer De Goussencourt. Según su relato, tras tantas noches de insomnio, algunos inmigrantes comenzaron a tener alucinaciones y se tiraron al agua, en pleno delirio, pensando que volvían a casa, y se ahogaron. Los subsaharianos pagaron de 400 a 800 euros a las mafias, aunque algunos no sabían las cantidades exactas puesto que las habían sufragado sus familiares desde España.

Los 13 inmigrantes que fueron hospitalizados nada más pisar tierra recibieron ayer el alta médica, tras mejorar su estado de salud. El retorno a sus casas de los 60 senegaleses y nueve gambianos que viajaban en el cayuco comenzó ayer mismo.

La OIM se encargará de repatriar al resto de los subsaharianos – procedentes de Mali, Ghana, Nigeria y Sierra Leona – y hoy comenzará a contactar con sus embajadas para preparar los documentos de viaje. La mayoría ya ha mostrado su voluntad de retornar a sus países.