JORDI SALAS-SALVADÓ MÉDICO, ESPECIALISTA EN NUTRICIÓN

«Hay que estimular el ejercicio en el trabajo. ¿Cómo? Poniendo gimnasios en las empresas»

El médico considera que hay que dedicarle mucho más esfuerzo al problema de la obesidad

Diario Vasco, LUIS ALFONSO GÁMEZ, 27-04-2007

Jordi Salas – Salvadó habló ayer en Bilbao sobre la alimentación en las sociedades en transición y entre los inmigrantes, en el Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada. Él dice que ha tenido suerte en la lotería genética porque, aunque come bien y no hace mucho ejercicio, no sufre obesidad.



– Ha hablado de la convivencia de malnutrición y obesidad en los países en desarrollo. Resulta chocante ese fenómeno.

– En esos países continúa habiendo bolsas de población con hambre, que básicamente se encuentran en las zonas urbanas. Además, ha cambiado la economía de mercado y, con ella, el trabajo. Por ejemplo, la gente antes trabajaba en el campo, lo que exige una gran esfuerzo físico, y ahora empieza a dedicarse más a los servicios. Y hay que añadir a eso tener en cuenta que la urbanización comporta dificultad en el acceso a algunos alimentos.

– Deme un ejemplo.

– México capital, que es una de las ciudades más grandes del mundo. Es muy difícil encontrar fruta y verdura frescas en el centro. En cambio, lo que siempre hay es cereales, grasas, alimentos procesados… Todo lo que se puede almacenar se encuentra fácilmente. Además, como esos alimentos son nuevos, a la gente le atraen más.

– También son más sabrosos.

– Y más baratos, muchas veces. En un país desarrollado como el nuestro, la gente ve la obesidad como algo malo…

– Pero, hace unos años, en España un niño gordito era un niño sano.

– Porque estábamos en transición a la economía de mercado. En los países en desarrollo, el niño gordete es el que está bien. Estar gordo significa tener capacidad de liderazgo. Y muchos de los Gobiernos de esos países están aún preocupados por el problema del hambre y no ven el que se les viene encima, el de la obesidad, las enfermedades cardiovasculares… México es uno de los países que registra más casos nuevos de obesidad al año y algo parecido ocurre en los países del Este. Pero ni los Gobiernos ni la población no se dan cuenta del problema porque no lo consideran como tal.

– ¿Qué pasa cuándo esas personas llegan a España y se encuentran en el supermercado con que lo tienen todo al alcance?

– Que compran más y son los que se alimentan peor. Pasan de una situación en la que debían dedicar mucho tiempo y esfuerzo a producir y preparar los alimentos a otra en la que lo importante es el ocio y la obtención de alimentos es algo sencillo. A eso se suma que muchos de ellos han sufrido desnutrición en el útero materno.

– ¿Y eso influye?

– Sí. Ahora sabemos que los individuos de entre las poblaciones desfavorecidas que nacen con menor peso tienen mucho más riesgo de sufrir obesidad, diabetes mellitus tipo 2, hiperinsulinismo, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares e incluso asma.

– ¿Cómo se explica eso?

– Por programación metabólica. Probablemente, la escasez en el útero provoca una serie de cambios metabólicos que te condicionan con el tiempo a la aparición de todas esas enfermedades. Antes pensábamos que los niños que nacían con cinco kilos tenían muchas más posibilidades de desarrollarlas. Pues, no, ocurre todo lo contrario y hay muchos estudios que lo demuestran. Y eso es algo que deberían tener en cuenta en los países en desarrollo.

– ¿También debería tenerse en cuenta aquí por los inmigrantes?

– Sí, porque son gente que, allí o aquí, se encuentra en transición. Eso explica por qué, en los países desarrollados, el problema grave está en las poblaciones más desfavorecidas. En nuestro país, los que tienen mucho riesgo de desarrollar diabetes y obesidad son los gitanos.

– Hay gente en nuestro país que no ha sufrido escasez en el útero y engorda a pesar de que come muy poco.

– Estamos predispuestos genéticamente a tener un peso. De hecho, en la historia de la Humanidad siempre se han preservado los genes que nos protegían frente a situaciones de hambruna.

– ¿Que facilitaban coger peso para tener reservas?

– Eso es. Cuando tenemos acceso a alimentos de forma continuada, es cuando aumenta la obesidad. De todos modos, hay personas mucho más predispuestas genéticamente a la obesidad y eso lo sabemos. Para engordar se necesitan dos cosas: tener acceso a alimentos y los genes en contra. Sin las dos en contra, no hay obesidad.

– ¿Qué podemos hacer en los países desarrollados para evitar que cada vez haya más obesos?

– No tenemos la respuesta. Sabemos que la obesidad está aumentando y que tenemos que dedicar muchísimo más esfuerzo a este problema. Es muy difícil, pero hay que cambiar los patrones de alimentación y de ejercicio físico. Y, posiblemente, se tengan que tomar otras medidas impopulares.

– ¿Como cuáles?

– Por ejemplo, estimular el ejercicio físico en el trabajo. ¿Cómo? Gastando dinero para poner gimnasios en las empresas.

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