Viajaron durante 10 días a bordo de un cayuco, de unos 17 metros de eslora. Dos de los 69 inmigrantes irregulares que emprendieron el viaje, que finalizó la noche del pasado miércoles, no pudieron aguantar la travesía que separa Africa de Canarias y perecieron en el intento.

Uno de ellos llegó ya cadáver y el otro falleció minutos después de tocar tierra. Los sanitarios intentaron reanimarle durante una hora, pero no lograron salvarle la vida. Afortunadamente, las 67 personas indocumentadas restantes presentaban buen estado de salud, pese a sufrir cuadros leves de hipotermia y deshidratación, y no precisaron ser trasladadas a ningún centro hospitalario.

Una vez más, el cayuco se adentró en aguas españolas sin ser detectado por los servicios de vigilancia marítimos. El estado de la mar es bueno estos días, y la alerta ante la inminente llegada de embarcaciones está dada. Sin embargo, los cayucos y pateras sortean con habilidad los sistemas de detección.

Los subsaharianos llegaron a la playa de Archile, en el municipio tinerfeño de San Miguel de Abona, al sur de la isla. El cayuco arribó en torno a las 22.30 horas, y cuando los servicios de emergencia fueron activados, tras ser avisados por vecinos de la zona, los inmigrantes deambulaban por la zona con síntomas evidentes de cansancio.

Los sin papeles utilizaron once bidones para realizar el trayecto. Todos ellos se encontraban vacíos en el interior de la barcaza, según especificó ayer la Delegación del Gobierno en Canarias.

Salvamento Marítimo y la Guardia Civil interceptaron ayer a 65 inmigrantes magrebíes, entre los que podría haber unos 15 menores y cinco mujeres, según un primer recuento hecho por los agentes, que viajaban en una patera localizada al suroeste de la Isla de Alborán en Almería.