Madrid – Barcos negreros como el «Marine I» o el «Happy Day» y ahora un
cayuco frente a las costas mauritanas han desencadenado una intensa
actividad diplomática de Exteriores en los últimos meses. Y no decaerá
ahora que comienza la «temporada alta» de cayucos y pateras en que
Canarias vuelve a ser el principal destino de la inmigración irregular. Se
trata de hacer cumplir a los países africanos los convenios firmados con
España para que se hagan cargo de los inmigrantes irregulares que salen de
sus costas. La última de las gestiones se realizó ayer después de que un
pesquero gallego socorriera el lunes a un cayuco que se encontraba a la
deriva frente a las costas de Mauritania con 91 inmigrantes a bordo. El
barco trató de remolcar a los inmigrantes hasta el puerto más próximo,
pero las garantías de éxito no eran del cien por cien, con lo que acabó
embarcando a todos los indocumentados. El buque hospital «Esperanza del
Mar», a cien millas del lugar de la tragedia, acudió en auxilio de los
inmigrantes. Del total de ocupante, uno de ellos falleció cuando se
encontraba a bordo del buque y otro más fue hallado muerto cuando les
localizaron. El resto fueron atendidos por cuadros de deshidratación,
hipotermia y ansiedad. Si bien en un primer momento Mauritania se negó a
hacerse cargo de los indocumentados, fuentes diplomáticas informaron ayer
de que las autoridades de Senegal habían aceptado que los irregulares
desembarcaran en su territorio, el lugar de donde habían partido.
   La Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex) vigila ya desde el
lunes la fachada atlántica con medios españoles e italianos, según informó
a LA RAZÓN su director adjunto, Gil Arias. El responsable de la agencia
europea denunció que en esta ocasión hay menos países involucrados en la
lucha contra la inmigración irregular. Para el programa «Hera 2007», que
ya se ha puesto en marcha, sólo cuenta con medios españoles e italianos
mientras que países como Francia y Luxemburgo no colaborarán este año.
   Aunque los estados miembros han ofreccido 116 barcos, 27 helicópteros y 21
aviones, cuando llega el momento de utilizarlos «hay que negociar las
condiciones de uso y cuánto habrá que pagarles», digo el responsable de la
agencia europea.