La cara más dramática de la inmigración volvió a mostrarse ayer en toda su crudeza con la terrible peripecia vivida por los 89 inmigrantes rescatados por un barco español cuando viajaban en un cayuco a la deriva frente a las costas de Mauritania. Alertado por el mal estado de salud que presentaban muchos de los náufragos, el capitán del pesquero vigués ‘Segundo San Rafael’ alertó a Salvamento Marítimo que desplazó al buque hospital ‘Esperanza del Mar’. Cuando llegó a la altura de la patera, uno de los ‘sin papeles’ había fallecido mientras que otro murió poco después a bordo del barco. No fueron las únicas víctimas mortales: los supervivientes confesaron haber lanzado por la borda al menos a una decena de cadáveres durante la travesía.

Unos 25 inmigrantes, la mayoría mujeres y niños, tuvieron que ser atendidos por los equipos sanitarios del ‘Esperanza del Mar’ por hipotermia y deshidratación. Muchos de ellos, además, sufrían crisis de ansiedad tras ver morir a sus propios familiares.

Varios médicos bajaron hasta tres veces al pesquero para atender a los inmigrantes en peor estado, a los que fueron trasladando al buque hospital según la urgencia de su estado de salud. Los facultativos tuvieron que practicar de urgencia «algunas amputaciones de dedos».

Entretanto, el Gobierno español emprendía negociaciones con varios países subsaharianos para «devolver» a estas personas a sus lugares de origen. En principio, el Ejecutivo se puso en contacto con Mauritania para solicitar el desembarco de los ‘sin papeles’ en el puerto de Nuadibú, pero la petición fue rechazada «sin mayores argumentos». Finalmente, Senegal aceptó a los náufragos tras admitir que el cayuco había partido de su territorio.

Al cierre de esta edición, el buque hospital viajaba rumbo a este país africano, donde la Organización Internacional de Migraciones mantenía preparado un equipo de asistencia por si fuera necesario.

Críticas al Gobierno

El operativo fue coordinado por la agencia europea para el control de fronteras (Frontex), cuyo director adjunto denunció la «falta de medios y coordinación» a la hora de gestionar crisis de esta magnitud. Gil Arias Fernández explicó que aunque los estados miembros de la UE han ofrecido 116 barcos, 27 helicópteros y 21 aviones, a la hora de utilizar esos medios «hay que negociar las condiciones de uso y el dinero que hay que pagarles». «Es mas complicado de lo que parece», resaltó.

Por su parte, SOS Racismo condenó la «lamentable actuación» del Gobierno. La ONG exigió el traslado a España de este grupo de inmigrantes e instó a las autoridades a romper las negociaciones con países como Mauritania o Senegal que, a su juicio, fomentan el «mercadeo» de seres humanos y «niegan los derechos fundamentales más básicos».

Por su parte, el Partido Popular advirtió al Ejecutivo socialista de que «ha llegado el momento» de rectificar su política en materia migratoria.