Barcelona pide inmigrantes

UN SONDEO MUNICIPAL REVELA QUE LA MAYORÍA CREE NECESARIA LA LLEGADA DE MÁS MANO DE OBRA INMIGRADA

La Vanguardia, R. SUÑÉ / S. ANGULO - BARCELONA, 27-03-2007

Barcelona es una ciudad abierta, tolerante, que comparte valores progresistas y que, en líneas generales, acoge con agrado, porque lo considera una necesidad, la llegada de inmigrantes procedentes de otras culturas. Así se desprende al menos del avance de resultados de la encuesta de valores sociales 2006 hecho público ayer por el Ayuntamiento de Barcelona. Según el sondeo, más de la mitad de los barceloneses (un 53,9%) considera que la sociedad catalana seguirá necesitando mano de obra inmigrada los próximos años, mientras que una proporción menor de entrevistados, un 36,6%, opina que hay una saturación en el número de extranjeros residentes en la ciudad y que, en consecuencia, ya no caben más.

La encuesta de valores sociales ofrece una buena radiografía de cómo se ven los barceloneses a sí mismos y, sobre todo, cuál es su percepción de la sociedad en la que viven. El estudio fue elaborado por la empresa Central de Campo entre el 16 de noviembre y el 21 de diciembre del año pasado a partir de 1.500 entrevistas efectuadas en el domicilio de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 74 años. El sondeo introduce aspectos interesantes en relación con el fenómeno migratorio, protagonista del principal cambio experimentado por la capital catalana en los últimos diez años. La última revisión del padrón municipal cifró en un cuarto de millón el número de personas con nacionalidad no española residentes en Barcelona, o lo que es lo mismo, los extranjeros representan un 15,6% de la población de la ciudad.

La necesidad de cubrir puestos de trabajo para los que no basta la mano de obra autóctona es, a juicio de los barceloneses, una razón de peso para que sigan llegando personas de otros países. Dos de cada tres entrevistados (66,9%) afirman que quienes vienen a vivir y trabajar en España ayudan a cubrir ese déficit de personal autóctono. Un porcentaje similar (un 61,2%) sostiene, asimismo, que los inmigrantes ayudarán a pagar las pensiones en el futuro. Pero también hay quienes temen los efectos de una llegada masiva de inmigrantes. Así, un 28,9% de los encuestados cree que, como consecuencia de su presencia, se produce una caída en los sueldos de los trabajadores en general. Y un 22,9% afirma que restan recursos de los servicios públicos a los nativos.

El discurso de la multiculturalidad parece haber ganado adeptos en Barcelona a medida que se ha ido imponiendo en la realidad social de la ciudad. Prácticamente dos de cada tres entrevistados (un 62%) en la encuesta de valores sociales 2006 manifiesta que la convivencia de gentes de diferentes costumbres y tradiciones es saludable y beneficioso para un país. Por el contrario, un 32,4% preferiría una sociedad más uniforme.

La escuela, sobre todo la pública y en determinados barrios de la ciudad, es uno de los ámbitos en los que mejor se refleja la presencia de población procedente de otros países. Llama la atención el dato de que un 76,9% de los encuestados asegura que no le importaría escolarizar a su hijo en un colegio en el que al menos la mitad de los alumnos fueran niños inmigrados, o que un 68,7% no se sientan molestos por el hecho de que las mujeres musulmanas paseen por las calles de Barcelona cubiertas con el velo, o que un 60,6% no tenga inconveniente en que las chicas de esta religión lleven esta prenda de vestir en la escuela. Pero lo que más sorprende es que un 65,8% diga que no le importaría o que apenas le molestaría que se instalara una mezquita al lado de su casa y que sólo un 32,4% confiese

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